Un médico sosteniendo su estetoscopio.
21 ago. 2022 10:05H
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Los médicos extranjeros relatan su sentir ante la odisea del proceso de la homologación de su título y que sea reconocido por el sistema español. Dos facultativas de forma anónima y para evitar posibles problemas relatan a Redacción Médica cómo está siendo su proceso y cómo se sienten ante la imposibilidad de ejercer y poner en práctica los conocimientos que ostentan por su formación.
En una clínica privada de Castilla-La Mancha trabaja Rebeca (prefiere no desvelar su nombre real), una médica cubana que lleva seis meses en España. "Me han contratado como auxiliar recepcionista. Me encargo de llevar las agendas y ayudo en otra serie de tareas. La clínica estaba buscando a una persona con conocimientos médicos", explica. Rebeca se siente útil porque "puedo dar información sanitaria a las personas que llaman y mis compañeros, sabiendo que soy médica, me comentan algunos casos de los pacientes y eso me gusta mucho". No obstante, la facultativa lamenta que "me pagan muy poco, aunque al menos trabajo en la rama de la Medicina".
Por su parte, Olivia (prefiere no desvelar su nombre real) es rusa y desde hace tres meses trabaja como auxiliar en una clínica privada en Barcelona. "Hace dos años que terminé la universidad, me vine a España y llevo un año y nueve meses en el proceso de homologación de mi título". Durante este tiempo también ha trabajado como traductora en una consulta que recibía la visita de pacientes rusos, aunque con el estallido de la guerra dejaron de venir y la clínica cerró.
¿Cómo está siendo el proceso de homologación?
"Muchos nos planificamos el futuro aún estando en nuestro país. Enviamos toda la documentación correcta, con los sellos, legalizado y apostillado", cuenta Rebeca. En su caso, mandó la información requerida once meses antes de venir a España con la esperanza de que cuando viniera su título ya estuviera homologado. Sin embargo, conoce casos que llevan esperando hasta 36 meses.
Rebeca lamenta que se tienen que planificar tanto el trabajo como el estudio y que "no nos contratan ni como enfermeros, a muy pocos, ni como otros cargos de personal sanitario en el que podríamos ser muy valiosos". En su caso, menciona que en Castilla-La Mancha hay eventos taurinos en los que podrían ejercer, pero se "dificulta nuestra contratación. Podríamos ser socorristas y no nos contratan. No lo entendemos", asegura.
La médica cubana apunta que el Ministerio de Universidades debería dar una respuesta al procedimiento una vez enviada la documentación en un plazo de entre seis y nueve meses y critíca que lo incumple. "No salimos registrados hasta doce o quince meses después y a muchos médicos les ha salido la homologación y no se les ha informado a través de la tramitación electrónica; es un proceso a ciegas", declara.
"En Cuba me gradué en 2018, hice un diplomado en Urgencias Médicas y fui a prestar atención médica a Venezuela durante un año y tres meses. Después trabajé en Cuba", indica Rebeca, que decidió viajar a España por la situación que se vive en su país. "Calculo que somos entre 5.000 y 7.000 médicos extracomunitarios con el proceso iniciado y entre nosotros nos informamos de en qué mes salen las homologaciones, según la fecha de entrada", señala.
En la misma línea, Olivia considera que debería ser un "proceso más rápido. Solo tengo que presentar mis documentos: mi título certificado y un examen de español como lengua extranjera". En su trabajo en la clínica ayuda al doctor durante la consulta, revisa formularios y documentación médica y da recomendaciones a los pacientes. Olivia lamenta que "ni siquiera puedo trabajar como auxiliar siendo doctora" y comenta que conoce de otros compañeros en su misma situación que trabajan como auxiliares de farmacéuticos.
¿Qué harán en el futuro?
"España me pareció un sitio interesante de Europa, primero por el idioma, porque me pareció que estaría bien para acceder de forma adecuada a una especialidad médica, porque los médicos están un poco mejor valorados y la sanidad es espectacular", expresa Rebeca. De cara al futuro, ella tiene la intención de presentarse al MIR, aunque ya sabe que en la convocatoria de 2023 no podrá. Por ello, se queja de que "los objetivos de la administración se contradicen. Quieren talento y estamos aquí, con nuestro proceso iniciado y que es muy sencillo. No hay que demorarse dos años".
También Olivia tiene la intención de presentarse al MIR. De hecho, ya hizo un curso en una academia, pero no se pudo presentar en el examen de 2022 y tampoco lo podrá hacer previsiblemente en el de 2023. Rebeca, de 28 años, y Olivia, de 26, son dos de las numerosos médicos extracomunitarios, la mayoría jóvenes, que esperan la homologación de su título y aunque se sienten "tristes y decepcionadas" pero "tienen muchas ganas de trabajar".
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