Dos pacientes en terapia de rehabilitación
Padecer el
Covid-19 supone en algunos casos pulsar el botón de 'Reset'. Una palabra que Francisco Javier, después de un año ingresado ha decidido descomponer y utilizar para "volver a ser el de antes". Para él solo tiene sentido la primera parte. Ese 'Re' que utiliza para
reeducarse, reaprender a hacer cosas tan sencillas como caminar o comer y por encima de todo,
rehabilitarse.
Lo hace de la mano un equipo cualificado de profesionales en el
Hospital La Fuenfría, convertido en su único hogar desde hace cinco meses. Allí, María José Cano, supervisora de la
Unidad de Rehabilitación, y su equipo, atienden a pacientes como él, para los que vencer esta enfermedad es solo el primer paso de una larga batalla por
recuperar la 'antigua normalidad'.
Los pacientes que llegan a este hospital de
media y larga estancia, vienen derivados en su mayoría de las unidades de cuidados críticos de otros centros, tras pasar entre 30 y 60 días en la
UCI. La falta de movilidad les genera "secuelas de todo tipo", como problemas a
nivel motor, sensoriales, cognitivos y neurológicos, que precisan una rehabilitación "multidisciplinar" y "a todos los niveles", cuenta Mª José Cano a
Redacción Médica.
Cuanto mayor es el tiempo en UCI, mayor es la
necesidad de rehabilitación continua a causa de los efectos "a medio y largo" plazo asociados al
SARS-CoV-2. Aproximadamente el 50 por ciento de las estancias prolongadas en cuidados intensivos acarrean una
debilidad neuromuscular generalizada debida al inmovilismo perpetuo durante días e incluso meses. Es lo que se conoce como
síndrome post-UCI, explica Juliana Castro, médica rehabilitadora de este centro de Cercedilla. Por si fuera poco, el historial de algunos ingresados se amplía con la aparición de
secuelas neurológicas secundarias como infartos cerebrales y polineuropatías.
Aprender a caminar, a comer y a hablar
"La gente se cree que cuando termina el ingreso y ya no contagia, todo vuelve a ser normal...y no es así. El
Covid-19 causa muchas secuelas que disminuyen la calidad de vida y limitan la funcionalidad", revela Cano. El culpable, en muchos casos, es el
componente inflamatorio que "genera una restricción muy grande a nivel respiratorio" en los afectados, así como problemas de coagulación. A la hora de ingresar en el centro, la mayoría de los enfermos presenta
distrofia muscular, rigidez articular, disfagia, problemas respiratorios y 'pies equinos'. Esto, sumado a la
fatiga persistente, hace que ponerse en pie sea toda una hazaña.
Mª José y Juliana, del equipo de rehabilitación del Hospital La Fuenfría
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A Francisco Javier, con 1,96 de altura, dar dos pasos seguidos después de haber padecido "todo tipo de complicaciones" Covid-19, se le hace un mundo. Este trabajador de seguros, de
62 años, ingresó por primera vez en marzo del año pasado y desde entonces no ha podido salir del hospital. Cuando lo haga, seguramente "tenga que necesitar ayuda para realizar las tareas más sencillas del día a día". Su objetivo es
conseguir "ser el de antes" pero, "desafortunadamente no va a ser así", lamenta Castro.
A su lado está Tania Vanesa. La
paciente más joven y la que más tiempo lleva en el hospital. Antes de
cumplir los 30 ya sabe lo que es ganarle un pulso al Covid-19 aunque todavía le planta cara a diario. Le mueve sobre todo el deseo de poder volver a
cuidar y abrazar a su hija pequeña, con diversidad funcional, y de la que ha tenido que mantenerse alejada todo este tiempo.
A Vanesa, como le gusta que le llamen, el
coronavirus le sorprendió en agosto mientras trabajaba de
auxiliar de enfermería en una residencia de Madrid. La enfermedad, sumada a una anoxia cerebral, le robó
años de aprendizaje hasta dejarla, casi como un niño de edad temprana. A su llegada al hospital, hace ahora siete meses, no podía
hablar, ni comer, ni caminar, cuenta Castro, orgullosa de los progresos de la joven. Y es que, tras muchos meses de trabajo y cuidados, Vanesa ya es capaz de
realizar algunas de estas tareas de forma autónoma como "peinarse ella sola".
"Es muy duro tener que decirle a un paciente que seguramente no pueda volver a caminar igual o incluso vaya a
necesitar silla de ruedas", explica Castro, al hablar del
"duelo patológico" que suponen este tipo de situaciones, tanto para los afectados como para sus familiares. "Ellos ven a una persona que está viva pero que no es la que conocían antes".
Motivación, elemento clave en pacientes postCovid
Los comienzos nunca son fáciles. Tomar conciencia de su situación actual, saber que son
incapaces de realizar cualquier tarea cotidiana, enfrentarse a su 'nueva realidad' post UCI...Todo ello es "muy duro". A la frustración se suma el
miedo de haber estado tanto tiempo al borde del precipicio, la soledad propia del
aislamiento, la
ansiedad y el
síndrome postraumático que genera haber vivido de cerca esta pandemia.
"Es muy duro tener que decirle a un paciente que seguramente vaya a necesitar silla de ruedas"
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La
motivación se convierte, en estos casos, en un
elemento prioritario en el trabajo diario de recuperación. "En el paciente postCovid es fundamental. Necesitan un impulso continuo", asevera Cano, tras ver a decenas de pacientes "totalmente
agotados psicológicamente". Un refuerzo que llega de la mano de sus rehabilitadores y de su familia, a través de
videollamadas o visitas. El notar cierta mejora y ser consciente de sus progresos, hace que muchos abandonen ese sentimiento de derrota inicial y
recuperen "las ganas de vivir".
Meses después de la llegada del primer caso postCovid, el tratamiento de estos pacientes, 90 en total, sigue suponiendo un
desafío para los profesionales de este centro, puesto que el
enfoque debe ser global e interdisciplinar, y los objetivos, "reformulados de forma periódica". Para Cano, el
aprendizaje es diario. Ningún sanitario estaba preparado para lo que vendría. "No sabíamos la cantidad de secuelas que podía provocar esta enfermedad, incluso una vez fuera de peligro", asume.
Juntos, han aprendido la importancia de
trabajar en equipo, colaborar, y abordar cada tratamiento de manera conjunta para conseguir el mejor resultado posible en cada caso. Una vez a la semana, celebran una reunión conjunta, a la que también acude el propio paciente y sus familiares, a los que se pide un
feedback para conseguir un tratamiento lo más eficaz posible. "Nos estamos encontrando con un tipo de paciente postCovid que necesita a todo el equipo de rehabilitación. Demanda
mucha actividad asistencial", corrobora Castro.
De lunes a viernes, la actividad es continua.
Fisioterapia para solucionar alteraciones del control postural, el
equilibrio y la marcha, luego terapia ocupacional para integrar todas las actividades básicas de la vida diaria, logopedia, neuropsicología...y así hasta completar las 4 o 5 diarias de "
trabajo de recuperación" en las que los pacientes se afanan para recuperar parte de la vida que les ha robado el Covid-19.
Terapias de realidad virtual
"Se está viendo que estas
terapias intensivas facilitan mucho la recuperación", asegura Cano, aunque los procesos son
"mucho más largos de lo esperado". Y es que, los profesionales todavía se sorprenden al comprobar la cantidad de
problemas cognitivos que puede traer consigo el virus como
falta de atención, pérdida de memoria, ralentización...En los casos de daño cerebral, los
tres primeros meses resultan vitales, explica Castro, puesto que es el periodo en el que más avanzan del año que tardan en recuperarse.
La
realidad virtual ha demostrado ser una herramienta muy útil en este tipo de tratamientos, explica Cano ya que permite
"abstraer" al paciente de su rutina hospitalaria y llevarle, aunque sea de forma temporal, a dar un paseo por la montaña, a jugar al tenis, a los bolos....
Además de mejorar su estado de ánimo, este tipo de aplicaciones virtuales también facilitan la recuperación de las lesiones a nivel neurológico y ayudan en el proceso de
"reaprendizaje" motor. Una de ellas es Mirror Therapy. Esta app, creada por un fisioterapeuta madrileño, consigue la activación del sistema de neuronas espejo, facilitando así movimientos en las zonas donde los usuarios han perdido movilidad.
La prueba de que estos tratamientos funcionan la tiene todos aquellos pacientes que, a pesar de acarrear todavía ciertos problemas respiratorios, han podido
abandonar este hospital por su propio pie.
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