Una de las aficiones de José Ignacio Echániz es la lectura.
A los políticos, por lo general, se les conoce por sus declaraciones y sus actos. Esa es la información que permite configurar su imagen pública. Pero detrás de la seriedad, del protocolo y de los trajes elegantes hay personas de las que poco se conoce. LA REVISTA de Redacción Médica ha podido acercarse al diputado y Secretario General de Sanidad del Partido Popular, José Ignacio Echániz, desde un plano más personal. Dejamos a un lado sus ideas y posicionamientos políticos para conocer a su familia, sus aficiones y sus juegos de la infancia.
¿Qué le dicen unos padres a su hijo cuando anuncia que se quiere dedicar a la política?
¿Pero estás loco? Tú lo que te tienes que hacer es dedicarte a operar y a curar pacientes, que para eso has estudiado Medicina.
Pero imagino que le apoyarían.
Sí, siempre he contado con el respaldo, el cariño y la confianza de mis padres. Y los buenos consejos, porque mi padre, a pesar de que no se ha dedicado nunca a la política tiene mucho sentido común y mucho sentido de la democracia. De él he recibido alguno de los mejores consejos a lo largo de mi vida y las mayores críticas, es lo que tiene la confianza. He tenido una familia que me ha apoyado y respetado permanentemente. Probablemente les hubiera gustado más que fuera jefe de Servicio de Cirugía del Hospital La Paz, pero respetan mucho que haya querido dedicarme a la política.
Echániz, en Toledo con Don Quijote.
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¿Y sus hijos qué le dicen?
¿Quién es este señor que está en casa? (risas)
¿Cómo lo viven ellos? ¿Entienden a qué se dedica, verle por la televisión, que viaje tanto?
Bueno, tuve la suerte de que, en la etapa más intensa de viajes en Castilla-La Mancha, eran pequeñitos y toleraban más las ausencias. Ahora que ya empiezan a ser jovenzuelos, sí que demandan más tiempo de su padre, y de su madre también, por supuesto.
Les dedico todo el tiempo que puedo para hacer los deberes, ver la televisión y, sobre todo, hablar con ellos, que creo que es una de las mejores formas de educar a los hijos. Tengo la suerte de que son dos niños estupendos que me generan muchísimas satisfacciones y felicidad. Es de lo más gratificante de la vida y la verdad es que estoy encantado con ellos, son geniales.
Y su mujer, ¿qué papel juega en su vida?
Tengo la suerte de que es un encanto de persona, una chica estupenda, de Salamanca, muy madraza, y muy trabajadora dentro y fuera de casa. Ha pasado unos años complicados, porque la ausencia del padre, para los hijos, pues es tolerable, pero la ausencia del marido, permanente, es muy dura. Ella es muy respetuosa con mi trabajo y con mi actividad, me apoya muchísimo. Es un bastón fundamental en los momentos buenos y, sobre todo, en los malos.
¿Cómo vive un candidato a diputado la jornada electoral?
En las elecciones generales celebradas este 26 de junio Echániz repitió la misma rutina que en los comicios de diciembre de 2015. Una pauta que ya siguió cuando en los años 1996 y 2004 fue elegido miembro de la Cámara Baja. “En primer lugar, voto con mi familia y después visito colegios electorales con mis compañeros de candidatura. Al acabar la mañana, como en familia, y a partir del café, sigo visitando colegios electorales, visitando a compañeros, visitando a los interventores y a los apoderados. Sobre las ocho o nueve de la noche sigo el recuento en alguno de los colegios, para conocer los primeros resultados. Y, a partir de las nueve generalmente voy a la sede del partido donde seguimos los resultados en distintas televisiones. Y en alguna ocasión, como en estas dos últimas, me ha tocado pasar esas horas en directo, en una televisión.”
¿En qué momento decidió estudiar Medicina?
Estudié Medicina porque el director del Hospital de Guadalajara era mi tío, Ernesto Baraibar. Durante el Bachillerato, en los recreos, en lugar de jugar al fútbol, me iba a verle. El hospital estaba muy cerca de mi colegio y me encantaba verle con su bata, ver su despacho y las salas del hospital, del antiguo.
Aquello me fue dejando una sensación de qué profesión más bonita, que cuánto bien se puede hacer, qué bien se portan los médicos, las enfermeras… además veías a la gente lo agradecida que estaba, y al final eso te va generando una empatía por la profesión, que, cuando tuve que decidir, no dudé en hacer Medicina.
¿Cómo era como estudiante?
Bueno, yo soy revoltoso e inquieto por naturaleza, pero he tenido la suerte de ser un buen estudiante. Nunca he sido el mejor de la clase, pero tampoco he sido el peor. He estado, digamos, en un nivel medio-alto. He tenido buenas notas siempre, y he intentado ser aplicado, y yo creo que eso tiene mucho que ver con que te guste lo que haces. Si te gusta la Medicina, te gusta aprender, y tienes vocación, pues al final las cosas te van bien. Tuve la suerte de tener esa vocación previa, impulsada por mi tío, y luego tener unos profesores excepcionales que me fueron muy útiles y que luego se han convertido a lo largo de mi vida en amigos, como Juan José López-Ibor.
Juegos de la infancia
¿A qué jugaba Echániz cuando era un niño, a las chapas, a ser médico, político? Él nos lo cuenta: “A todo, menos a político porque de pequeño no piensas en esas cosas, pero jugaba al fútbol, fundamentalmente. También a baloncesto, a voleibol y a las chapas, por supuesto. No demasiado lejos de mi casa había un parque y, cuando salía del colegio, cogía mi merienda y me bajaba con el balón a jugar con mis vecinos y compañeros de clase. Fueron unos años muy bonitos y muy entrañables en Guadalajara con mis cuatro hermanos, mis padres y mis tíos”.
Si pudiera hablar con ese niño pequeño, ¿qué mensaje le diría, conociendo cómo ha sido su vida?
En líneas generales estoy bastante satisfecho de mi vida, he vivido cosas muy buenas y cosas menos buenas. Así que le diría que quisiese mucho a su familia porque cuando tienes problemas, ahí está tu familia. También le diría que hay que elegir muy bien a la persona con la que decides compartir el resto de tu vida, eso condiciona tu felicidad de una forma determinante.
Con el Premio Nobel de Medicina 2008 Harald Zur Hausen descubridor de la implicación del Virus del Papiloma Humano en el cáncer de cérvix.
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Le diría que tuviera hijos porque dan muchísimos momentos de felicidad, también de complicaciones, sin duda, pero, al menos para mí, han sido uno de los elementos que más felicidad me han dado
Le diría que fueran buenos amigos de sus amigos. La amistad es otro factor esencial en la vida, una de las patas más importantes. Y que elijan bien a qué se quieren dedicar y que lo elijan con el criterio de aquello que les haga felices. La vida es muy corta y al final se trata de elegir aquello que te produce más satisfacción, aquello que te gusta.
¿Ve a sus hijos siguiendo su estela en la vida política?
Yo quiero que elijan lo que quieren hacer con los cinco sentidos, con toda la vocación, la energía y la fuerza posible. Y bueno, si alguno tiene la vocación política, no la vas a poder hurtar. Pueden dedicarse a ello temporalmente, sabiendo que hay buenos y malos ratos.
En algún momento, bien por un momento complicado personal o profesional, ¿ha pensado tirar la toalla?
EN CORTO
Libro de cabecera
“Utopía”, de Tomás Moro.
Película preferida
La vida es bella.
Canción favorita
Libertad, sin ira, libertad.
Una ciudad para vivir
He sido muy feliz en Guadalajara, pero ahora paso muy buenos ratos en Madrid, y me gusta mucho San Sebastián, y he aprendido a querer mucho a Salamanca porque es mi ciudad 'política'.
Una ciudad para viajar
París, Londres, Berlín… El mundo está lleno de sitios maravillosos.
Un objeto imprescindible
Un portaminas.
Un personaje de tu vida
Jesucristo.
Un protagonista histórico
Nelson Mandela.
Un lema vital
Aurrera (Adelante, en euskera).
Un equipo de fútbol
Guadalajara Fútbol Club.
¿Qué te hace feliz?
Mi familia, mis amigos y trabajar.
Eso nunca, yo soy guerrillero ‘boina verde’. Como dice un amigo, soy inasequible al desaliento. He vivido momentos tristes y momentos de sensación de hartazgo por muchas cosas, pero tirar la toalla nunca.
Estoy en política de forma temporal, aunque llevo ya muchos años. Y mi actitud es que siempre tengo la maleta hecha, para irme a Toledo, al Congreso de los Diputados o a mi casa. En política se está hasta que el partido, los compañeros o la sociedad demanda algo de ti. Habrá un momento en que expriman, estrujen, y no saquen nada. Ese será el momento de dejarlo. Y, si tienes la maleta hecha, en el momento que te digan que no eres necesario, coges tu petate y te vas. Creo que esa actitud es buena porque no te haces eterno en los sitios y porque sabes que hay un mañana en el que tú no vas a ser político y vas a volver a otra actividad. Hay vida después de la política.
Mencionaba a los ‘boinas verdes’, usted hizo la mili ¿cómo fue esa etapa, cómo lo vivió?
Bueno, yo tuve la suerte de hacer una mili deliciosa, comprometida pero deliciosa, en los Boinas Verdes. Debo de ser de las últimas generaciones que pudo hacer las milicias universitarias. Creo que fue en tercero de carrera: primero estuve en el campamento de Zaragoza, luego en la Academia Militar de Sanidad del Gómez Ulla. Y, el último periodo, de alférez de oficial médico, en una agrupación de operaciones especiales.
Allí aprendí todo lo que sé sobre Medicina ligada al ejército: heridas de guerra, guerra nuclear, infecciones generadas por estas cuestiones… El ejército ha hecho evolucionar muchísimo la sanidad. Aquello también me permitió una vida en el campo, hacer marchas, dormir en tienda de campaña, y practicar muchas actividades físicas. Además de conocer el ejército en profundidad, valorarlo y quererlo. Pude hacer un servicio a mi país, que creo que es una cosa también muy importante. Y me enseñó mucho de naturaleza, de compañerismo, de sufrimiento y estrategia, algo que luego me ha sido útil en la política.
¿Qué aficiones tiene, qué le gusta hacer?
Uf, me gustan muchísimas cosas, es que yo soy muy inquieto, me gusta casi todo. Soy un devorador de libros, de informes y de papeles, subrayo, tacho y apunto… si ves mis papeles, están absolutamente emborronados. Tomo muchas notas y hago muchos cuadernos porque me gusta intentar conservar las cosas que aprendo cada día.
También me gusta la ópera; jugar con mis hijos, tengo con ellos partidas divertidísimas a las cartas, al parchís o a la oca. El deporte es otra de mis aficiones. No hago mucho porque desgraciadamente no tengo tiempo, pero me ha encantado el tenis, el esquí y el fútbol. Me rompí las dos rodillas por culpa del fútbol y, por tanto, no he sido nunca más un buen jugador de fútbol.
Disfruto con las charletas con los amigos de toda la vida, pasear, ir al campo y a la playa. Además, otro de mis hobbies es comer, como es evidente, me encanta disfrutar la comida. Tengo apellidos vascos de esos que dejan huella en el ADN.
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