Antoni Comín, consejero de Salud de Cataluña.
El
Libro Blanco para la Transición Nacional es el ‘libro de instrucciones’ del
proceso independentista catalán. Sin embargo, entre sus capítulos
no existe información específica relativa a Sanidad. El motivo, según ha confirmado la Consejería de Presidencia de la Generalitat a
Redacción Médica, es que Cataluña, como el resto de comunidades autónomas, tiene competencias transferidas en materia sanitaria, pero esto no ocurre en política farmacéutica, que sigue siendo una competencia estatal.
Cataluña lleva meses preparando una ‘desconexión’ de España y para ello se constituyó el
Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN). A través de este órgano de consejo a Presidencia, la Generalitat ha elaborado
19 informes sobre tres temáticas: la primera relativa “a la
consulta y al
proceso constituyente que tendría que llevar a la creación del nuevo
Estado”; la segunda, “las
relaciones que tendría que mantener con el
Estado español, la Unión Europea y el resto de la
comunidad internacional”; y la tercera, “las
estructuras necesarias para empezar a actuar como tal, en especial aquellas sobre las cuales
no hay competencias exclusivas y hay
margen pues para recorrer el
autogobierno”.
En este sentido, los últimos informes relativos a la Sanidad catalana independiente fueron redactados en 2015 por el
Consejo Asesor para la Sostenibilidad y el Progreso del Sistema Sanitario. Entre estos, se encuentra el de
‘Medicamentos y Productos Sanitarios’. El informe detalla las
estructuras y
procedimientos necesarios
para la regulación farmacéutica en Cataluña, pero en todo momento se detalla la
“colaboración con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps)”.
Agencia Catalana del Medicamento
En una situación contradictoria, el gobierno catalán aprobó hace algo más de un mes el
anteproyecto de ley de la Agencia Catalana del Medicamento (ACM), para poder decidir en materia farmacéutica en caso de una ‘desconexión’. Este organismo ya estaba previsto en
el informe de 2015, aunque
en ningún caso podría asumir la aprobación de los medicamentos así como su seguridad y eficacia, ya que estas competencias corresponden a la Aemps. De esta forma, para la
única competencia en la que Cataluña tenía
pendiente 'legislar' de forma independiente, la
farmacéutica, ha diseñado una estructura que no sustituye a la
Aemps, si no que
colabora con ésta.
Según el govern, la ACM
solo asumirá aquellas funciones que no recogen ni la EMA ni la Aemps. Y entre ellas, también se encuentra la aprobación de los precios farmacéuticos. Así pues, los planes farmacéuticos independentistas carecen de exactitud ya que por una parte
se ha empezado a construir una Agencia Catalana del Medicamento pero a su vez, cuando se detallan sus funciones, se especifica su colaboración con la Aemps.
Por otra parte, en un hipotético caso de independencia catalana, cabe destacar la ventaja de Cataluña frente a otras comunidades en el
registro de resultados de los medicamentos en salud o clínicos. Estos registros facilitan que la comunidad
pueda medir mejor la eficiencia de los medicamentos y a su vez, establecer un precio, aunque esto último quede fuera de sus competencias legítimas.
Además, también es una de las comunidades con
mejor control de gasto farmacéutico, es decir, cuenta con más datos, algo que podría facilitar el desarrollo de funciones para la ACM, pero que no garantiza que el control de gasto sea mejor.
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