La coste-eficiencia de estos medicamentos ahorra millones de euros al SNS



19 dic. 2014 13:56H
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Redacción. Santander
La innovación farmacológica en España, a pesar de estar expuesta a crecientes amenazas, puede ser una de las claves para garantizar la sostenibilidad del sistema nacional de salud en España. Este es uno de los principales argumentos que se exponen en una jornada científica que se celebró en el Colegio de Médicos de Cantabria,  el Instituto Roche y el Servicio Cántabro de Salud, y en la que se cuenta con la presencia de reputados investigadores, clínicos y gestores sanitarios, como el director gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS) y director general de Ordenación y Atención Sanitaria, Carlos León Rodríguez.

La innovación como base de la mejora en la asistencia sanitaria y la sostenibilidad como garante de la prestación sanitaria son los dos ejes sobre los que gira este encuentro. El objetivo es diseccionar las claves sobre las que se debe asentar el sistema sanitario en España. En concreto, como pilares estratégicos del presente y futuro de la sanidad pública en nuestro país, se resaltan los esfuerzos existentes para fomentar la innovación y también para garantizar la sostenibilidad.

De izq. a dcha.: Jaime del Barrio, César Pascual, Miguel Angel Piris, Fernando Rivera, Ricardo Blanco, Carlos León, Tomás Cobo, Federico Plaza y  Javier Navarro.


En esta jornada, que fue inaugurada por el presidente del Colegio de Médicos de Cantabria, Tomás Cobo, y que contó también con la presencia de César Pascual, gerente del Hospital Marqués de Valdecilla, Ricardo Blanco, adjunto al servicio de reumatología de Valdecilla y José Manuel López Vega, adjunto al servicio de Oncología Médica de Valdecilla donde más incidencia se está haciendo es en el ámbito oncológico. En los últimos años ha mejorado la supervivencia de los pacientes con cáncer, gracias a las mejoras en prevención primaria y secundaria, así como a la incorporación de innovadores tratamientos sistémicos (como los tratamientos biológicos), y a la personalización de los tratamientos.

Retraso y desigualdad

“El mejor conocimiento de los mecanismos que utilizan las células tumorales para su progresión ha permitido que los nuevos tratamientos biológicos sean más eficaces y menos tóxicos y que, además, a menudo podamos definir mediante biomarcadores en qué pacientes van a funcionar y en cuáles no”, expone el doctor Fernando Rivera, del Servicio de Oncología Médica del Hospital

Universitario Marqués de Valdecilla (Santander). Sin embargo, advierte, “la incorporación de estos nuevos tratamientos biológicos es un reto para los sistemas sanitarios públicos”, aunque, matiza, “es deseable, siempre y cuando se realice respetando criterios de sostenibilidad, equidad y eficiencia”.

Sin embargo, la realidad no parece ser esa en todos los casos. Como apunta Federico Plaza, vicepresidente del Instituto Roche, “bien por las medidas de recorte o por el propio proceso de expiración de patentes, el mercado oncológico está generando ahorros que deberían posibilitar la incorporación de la innovación”.

Sin embargo, la realidad es que la llegada de estos fármacos a nuestro país, "el acceso real por parte de los pacientes a las terapias innovadoras, se produce en España con bastante más retraso que en otros países, y de manera desigual en función de las distintas
Comunidades Autónomas”, subraya el vicepresidente del Instituto Roche.

También Fernando Rivera reconoce que en la incorporación de las innovaciones terapéuticas “existen importantes diferencias entre los distintos países de la UE, entre las distintas comunidades autónomas dentro de España e incluso entre distintos hospitales dentro de la misma Comunidad”.

A pesar del creciente número de pacientes con enfermedades oncológicas en nuestro país y de su gran impacto sociosanitario, el coste asociado con el tratamiento farmacológico es limitado. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Oncología supone un 6,5% del gasto sanitario español y un 10 por ciento del gasto farmacéutico.

Además, como recuerdan los clínicos, los pacientes y la Industria, el gasto farmacéutico oncológico no se debe entender de manera aislada. “Hay que hacer un análisis global”, comenta Federico Plaza, “ya que el 75 por ciento del gasto sanitario asociado a esta enfermedad se debe a costes indirectos derivados de la pérdida de productividad y gastos de Seguridad Social”.

Insistiendo este aspecto, el doctor Rivera indica que “aunque el  precio de los nuevos antitumorales es alto, a menudo los tratamientos no son prolongados en el tiempo, por lo que al final su coste global acaba siendo inferior al de otros medicamentos menos caros pero que se administran durante mucho más tiempo”.

Cambios necesarios

Desde el punto de vista de la integración de la innovación farmacológica y la sostenibilidad del SNS, se asume que aún hoy es posible incorporar la innovación en Oncología asegurando la sostenibilidad, pero “solo si nos limitamos a incorporar la innovación que realmente significa avances importantes, optimizando los criterios de eficiencia”, opina Fernando Rivera.

Por ello, se exige disponer de datos reales de efectividad de los fármacos (utilidad en condiciones reales) y no sólo de eficacia (en condiciones ideales de ensayo clínico), así como contar con estudios farmacoeconómicos que contemplen precios de nuestro medio y con determinaciones del coste de los AVAC (años de vida ganados ajustados por calidad).

Como aconseja Fernando Rivera, “deben utilizarse todos los mecanismos a nuestro alcance para intentar garantizar la sostenibilidad, como son los informes de posicionamiento terapéutico (IPT) vivos y en continua revisión, la introducción de biosimilares cuando caducan las patentes, los techos de gasto en las ventas de los medicamentos en función de las previsiones iniciales, la vinculación del límite de crecimiento total a la evolución del PIB, los contratos de riesgo compartido, etc”.

En este sentido, según añade Federico Plaza, “también es vital llegar a acuerdos para no dilatar esa incorporación, revisando por ejemplo el precio de los medicamentos con posterioridad a la incorporación en sí y basándose en resultados en salud”.

En relación con los IPT, Fernando Rivera estima que “son una herramienta esencial, siendo muy deseable una implicación y participación importante de los especialistas en Oncología Médica para que la optimización de los recursos se realice sin comprometer la calidad de la atención a los pacientes”.

Pero no solo se demanda innovar en los recursos diagnósticos y terapéuticos, la sostenibilidad y calidad del actual Sistema Nacional de Salud precisa de modificaciones también en otros ámbitos.

Como ha subrayado Jaime del Barrio, ex consejero de Sanidad de Cantabria, “es necesario hacer cosas diferentes si queremos poder seguir disfrutando de un SNS como el que tenemos”; y es que, según añade, “no podemos aportar las soluciones de siempre a retos nuevos”. El cambio, a su juicio, debe ser más amplio y “la innovación que precisa en este momento el SNS es sobre todo estructural y organizativa, incluyendo el modelo de relación con los pacientes, sus profesionales y los proveedores”.

Además, para avanzar en la consecución de estos cambios, se aconseja despolitizar las decisiones en materia sanitaria. Para asegurar la sostenibilidad, opina Jaime del Barrio, “se deben sacar determinadas cuestiones eminentemente técnicas del debate político partidista y cortoplacista”; es más, denuncia, “falta un discurso sanitario más estratégico a medio y largo plazo”.

Ejemplos de éxito

En base a estas premisas, los clínicos e investigadores demandan tiempo, recursos y apoyo decidido y continuado. “La investigación básica y su traslación a la clínica requiere tiempo, esfuerzo continuado, apoyo social y financiación generosa”, afirma el doctor Miguel Ángel Piris, director científico del Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (IDIVAL). Y es que, recuerda, “los mejores ejemplos de innovación que hay actualmente están generados en países en los que hay una tradición continuada de apoyo a la investigación, con el único requisito de la calidad”.

Como ejemplo del éxito que habitualmente acompaña a una investigación básica y clínica bien estructurada y financiada, en este foro se resaltan proyectos llevados a cabo en España, como el desarrollado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas cuando el doctor Piris era director del programa de patología molecular. En base a datos de expresión génica de diversos tipos de tumores, se ha dado un paso importante en el diagnóstico más preciso de distintos tipos tumorales y en la selección de terapias dirigidas contra marcadores específicos, desarrollándose una serie anticuerpos monoclonales que han pasado a ser de rutina a nivel asistencial en todo el mundo.

Igualmente, destacan los trabajos que actualmente se están desarrollando en el Idival para la selección de tratamientos en base a perfiles mutacionales. “En el curso de unos pocos años se han obtenido resultados espectaculares, cuya continuidad en el tiempo podría eventualmente generar propiedad intelectual suficiente para hacer una traslación clínica de estos hallazgos”, ha asegurado Piris, quien reconoce que “para desarrollar estos proyectos son necesarios muchos años de investigación, de generación de propiedad intelectual, de concertación de alianzas entre industrias de tecnología y centros”.
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