El médico en su foto de perfil de redes sociales.
Cuando el tiempo se agota la mayoría de los pacientes tienden a cambiar sus prioridades en la vida o a analizar qué es lo que más les ha reconfortado. Pero, ¿qué ocurre cuando estos enfermos terminales son niños? Para saberlo, un pediatra de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), se dedicó a preguntar a
menores de entre 4 y 9 años sobre qué habían disfrutado en la vida, qué pensaban que era importarte y daba significado a su existencia, y sus respuestas han emocionado a miles de usuarios en
Twitter,
donde publicó el contenido.
"Para una tarea, pregunté a algunos de mis pacientes de cuidados paliativos terminales sobre lo que habían disfrutado en la vida (...) Los niños pueden ser tan sabios...", escribía
Alistair McAlpine antes de enumerar sus conclusiones a la particular encuesta. "Ninguno dijo que habría deseado ver más la televisión. Ninguno dijo que debería haber pasado más tiempo en
Facebook. Ninguno dijo que hubiera disfrutado peleando con otros, y ninguno había disfrutado en el hospital", explicaba el médico.
A todos les gusta el helado y que les lean historias, y valoran la amabilidad y a quienes les tratan con normalidad
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Además, muchos de ellos habían
mencionado a sus mascotas, asegurando que los ladridos de su perro le hacían reir, que le encantaba que su gato 'se acostara a su lado por la noche y ronroneara' o que 'fue feliz montando a su caballo Jake en la playa'.
Entre las respuestas, los pequeños también reflejaron la
importancia de sus padres, en ocasiones mostrándose preocupados por ellos. "Espero que mamá esté bien. Parece triste", decía uno. "Papá no debe preocuparse. Me verá de nuevo pronto", añadía otro. "Dios cuidará de mamá y papá cuando me vaya", reflejaba otro menor.
Los
pequeños pacientes de paliativos coincidían, además de en que
a todos les gustaba el helado, en que les gustaban los libros y que les leyeran historias, especialmente sus padres. Historias como las de Harry Potter o del espacio. "¡Quiero ser un gran detective como Sherlock Holmes cuando esté mejor!", respondía otro.
Un trato 'normal' y amabilidad
"Muchos desearían haber pasado menos tiempo preocupándose sobre lo que otros pensaban de ellos, y valoraban a la gente que les trató "normal"", recogía McAlpine. "A mis verdaderos amigos
no les importa que se me caiga el pelo" o "Jane vino a verme tras la cirugía y no se dio cuenta de la cicatriz" fueron algunos de los testimonios de los menores.
También muchos de los pacientes del médico de Sudáfrica admitían que les encantaba nadar y la playa, hacer castillos de arena o estar en el mar con las olas. Y pequeños detalles, como la
amabilidad por encima de otros valores. Una amabilidad interpretada por una abuela que siempre hace sonreír, un amigo que ofrece su
sandwich o una enfermera que es amable y que hace que "duela menos".
Las respuestas de los niños incluyen además que les encanta la gente que les hace reír, con muecas paternales divertidas o magos que se esfuerzan en lograrlo mientras pierden los pantalones delante de ellos. Los muñecos, además, les ayudan a reducir el dolor.
Por último, todos
valoran el tiempo con su familia, puesto que no hay nada más importante. "Mamá y papá son los mejores!", "mi hermana siempre me abraza fuerte", "nadie me quiere como mami", contestaban a las preguntas de McAlpine, que aprovechaba para lanzar un claro mensaje a sus seguidores: "Sé amable. Lee más libros. Pasa tiempo con tu familia. Bromea. Ve a la playa. Abraza a tu perro. Dile a esa persona especial que la amas. Estas son
cosas que estos niños desearon haber podido hacer más. El resto son detalles. Ah... y come helados", sentenciaba el galeno.
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