Ellis, junto a su madre tras ser operado del corazón.
Someter a un
recién nacido a una
operación a corazón abierto es una de las cirugías más peligrosas que existen. Sin embargo, cuando todo sale bien, se pueden corregir deficiencias a largo plazo que, más adelante, resultan mucho más complicadas de subsanar. Por eso, la historia que desvela el
Mirror esta semana es una de las que más esperanza dan a los padres. Sobre todo, gracias a
Ellis, un bebé sietemesino que deslumbró al mundo entero con su sonrisa tras su operación.
Había nacido
seis semanas antes de lo previsto y existían posibilidades de que tuviera algún tipo de complicación por su desarrollo intrauterino inconcluso. En efecto, los médicos descubrieron que Ellis tenía
líquido en los pulmones y, tras realizarle algunas pruebas adicionales, que tenía un
gran defecto en la membrana que separa las dos cámaras inferiores de su corazón.
Ellis necesitaba una
operación para corregir el defecto cardiológico. Pero, dado su frágil estado, tuvo que esperar en su casa durante tres meses hasta que pudo llevarse a cabo la cirugía en el
Hospital General de Southampton con un menor riesgo para su salud.
Tras pasar
seis días ingresado en el centro hospitalario, sus padres pudieron llevarlo de nuevo a casa, aunque sigue precisando de revisiones periódicas para determinar una correcta evolución.
“Es un luchador, sano y feliz. Y estaremos eternamente agradecidos al equipo del hospital por su extraordinaria atención”, resumía su madre tras este final feliz.
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