Ante la indecisión, médicos con años de experiencia recuerdan que la "especialidad es para toda la vida".
En la vida, a veces hay que tomar decisiones difíciles. Tener que elegir entre el futuro laboral deseado y el amor seguramente sea una de ellas. Un caso ante el que se pueden encontrar médicos en el momento de pedir plaza tras el
examen MIR y ver que la oportunidad de realizar
la especialidad médica con la que habían soñado les aleja cientos de kilómetros del lugar donde, en ese momento, se encuentra su corazón. Esto les obliga a plantearse una cuestión que puede marcar el resto de su futuro: ¿
persigo mis sueños y me voy a realizar la especialidad que siempre he querido,
o me sacrifico y escojo otra con el fin de permanecer más cerca de la persona que me hace feliz?
Los mensajes de aquellos que ya han pasado por esa elección son tajantes. “Si te estás preguntando qué camino tomar, recuerda que
tu carrera nunca se despertará y te dirá que ya no te quiere”, comparte el usuario Perrito del MIR, médico R2 de Endocrinología y Nutrición, en una imagen parafraseando a Lady Gaga. “
La especialidad es para siempre, los hombres se echan a perder más rápido que un bolígrafo de insulina al sol en agosto”, bromea Juan Carlos, @PerritoDelMir en Twitter.
"Nunca renunciaría a mi especialidad médica soñada"
Aunque las relaciones no siempre acaben mal, los médicos coinciden en no dejarse llevar por ellas. Según han comentado diferentes residentes a
Redacción Médica,
no están dispuestos a sacrificar la especialidad MIR de sus sueños por su pareja.
"No. No. No y no" es, de lejos, la respuesta que más se repite.
Una médica ha compartido su experiencia: "Pude quedarme donde estaba mi pareja, pero opté por volar bien lejos". Jesús Ceballo, un estudiante de Medicina, afirma con determinación que no elegiría otra especialidad por amor. "Eso lo tengo claro", aseñala. Cristina, de manera tajante, coincide con ellos y sentencia:
"¡Nunca! Las parejas pueden cambiar".
"Un ensayo clínico de la universidad de Wisconsin avala con una fiabilidad del 100% y una p <0.05 que
todo Dios rompe con su pareja pre-MIR en el primer/segundo año de residencia", señala
Cristina Macía, reumatóloga. "¿Cómo vais a cambiar de especialidad favorita por un potencial mentiroso infiel?", bromea la usuaria de X, MIRanda Bailey.
Optar por otra especialidad y arrepentirse
Aunque la negativa generalizada de
renunciar al futuro por el bienestar de una relación es la opción más repetida, no siempre es así. Si no, que se lo digan a
Rosa María, quien cuando tuvo que escoger hace años la rama a la que dedicaría su futuro profesional, decidió seguir junto a su pareja y permanecer en Barcelona, donde ambos vivían, y
privarse de especializarse en lo que ella deseaba.
Recuerda que los años que pasó en una especialidad que no era su favorita fueron difíciles."Fue duro hasta el punto en el que
volví a soñar con presentarme al MIR", comenta. "Los primeros dos años fui muy feliz, pero yo siempre quise hacer una especialidad clínica y esa no lo era. Añoraba el contacto humano por encima de todo, y eso era durísimo".
"La vida profesional es mucho, pero no lo es todo"
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Por eso, años después, en cuanto finalizó su primera especialidad, decidió
presentarse de nuevo al examen MIR y luchar por conseguir la plaza que ella siempre quiso. Y la consiguió, sin tener que desplazarse lejos de su pareja, con la que se casó al año siguiente de comenzar su primera especialidad y junto a la que continúa a día de hoy.
Su experiencia le ha llevado a animar y a aconsejar a aquellos que se encuentren en esa situación a
ir "donde les lleve el corazón", porque, en su opinión, "la infelicidad es dura y no merece la pena". "La vida profesional es mucho, pero no lo es todo", reflexiona esta profesional.
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