Tras casi cuarenta años al servicio del sistema sanitario, a
Joaquín Morera, médico de Familia del centro de Salud Mirasierra de Madrid, le ha llegado el momento de jubilarse. Sus pacientes, con los que siempre ha mantenido una buena relación, no han dejado de mostrarle su agradecimiento por todos estos años de trabajo realizado.
Una de esas muestras ha llegado en forma de
carta, en ella, su autor, un
paciente de 92 años, desea a Joaquín toda la felicidad en su nueva etapa. Sin duda, un gesto que ha emocionado al doctor, que ha compartido una parte de la carta en sus redes sociales destacando la
"complicidad" con el usuario.
"Esa carta es especial porque es el
resumen de una relación maravillosa que ha aportado mucho a ambos. Es una muestra de mi manera de trabajar, en la que he intentado comprender al paciente, actuar dando soluciones a sus necesidades reales, con un compromiso ético en las actuaciones terapéuticas, aportando lo necesario, pero evitando en lo posible los daños de una medicación excesiva", explica.
"La complicidad con los pacientes siempre es necesaria"
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Morera asegura que la
complicidad con los pacientes siempre es "necesaria" y defiende la importancia de "llegar a acuerdos" para
establecer una "relación emocional" que favorezca el conocimiento mutuo y las alianzas terapéuticas.
"Las tres cosas que más he defendido siempre de la relación del médico de Familia con sus pacientes han sido la
confianza, el acompañamiento y el respeto", afirma.
Por este motivo, destaca que lo más gratificante de su trayectoria laboral ha sido la relación con los pacientes y sus familias. "
No hay nada más fantástico que llevarte las muestras de agradecimiento, especialmente por haberte encargado de ellos de forma responsable; aunque te puedas haber equivocado, reconocen esa especial dedicación".
Una jubilación forzada
Para Joaquín, la idea de
jubilarse no era una opción, explica que ofreció varias propuestas que "cayeron en saco roto" para intentar prolongar ese momento, pero asegura que las
condiciones son cada vez "más penosas" para ejercer la Medicina de Familia.
"Después de muchos años con tantos pacientes,
es inmanejable mantener un buen nivel de actividad y responsabilidad. Si a esto se le suma la falta de recursos y de inversión en Atención Primaria, las ganas de continuar se agotan. No puedes pedir que a más edad el esfuerzo sea cada vez mayor por tener que cubrir las deficiencias del sistema", declara.
"La Medicina de Familia tiene una inmensa capacidad de aportar beneficios a la sociedad"
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Morera habla con orgullo de la
"inmensa capacidad" que tiene la Medicina de Familia a la hora de aportar beneficios a la salud de los ciudadanos.
"Es el esfuerzo por intentar dar lo mejor de uno mismo, la exigencia de estar formado en muchas materias para saber orientar adecuadamente al paciente, y la responsabilidad que supone nuestra especialidad con los pacientes y sus familiares", explica.
Destaca, además, la
labor de los sanitarios durante la pandemia por su "enorme" nivel de exigencia ante una situación en la que han arriesgado "mucho". "Han tenido que ir por delante cubriendo las necesidades de cada momento".
"Al principio
fue terrible por la enfermedad y sus consecuencias, y después por los problemas continuos de sobrecarga, que nos limitaron mucho para realizar otras actividades que sabemos necesarias y que nos causan una sensación de impotencia absoluta", asegura.
Por último, espera que la sociedad no se relaje ante la pandemia, ya que percibe ese sentir como algo "desolador" y espera que las
vacunas acaben aportando la "tranquilidad" necesaria para que la situación mejore y así, "volver a desarrollar las tareas que la Medicina de Familia tiene encomendadas".
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