Tras la desconfianza generada en torno a la vacuna de Astrazeneca y la urgencia de lograr la inmunidad de rebaño lo antes posible, cada vez son más las voces que plantean como solución a este problema la inoculación de dosis de diferentes vacunas. Una decisión que ya han tomado países como Francia y Alemania, que inyectarán una
segunda dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna a los pacientes menores de 55 años que hayan recibido la primera de Astrazeneca, y que España continua valorando.
La suspensión de la vacuna de Astrazeneca por el riesgo de sufrir trombosis no ha estado exenta de polémica. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó hace unos días que todavía "no existen datos suficientes que permitan recomendar la utilización de dos vacunas distintas", varios países europeos han decidido dar el paso y continuar con la estretegia de vacunación de ese modo.
Jose Gómez Rial,
inmunólogo en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela, advertía a través de sus redes sociales que "los principios generales de vacunación establecen por norma general que las vacunas no son intercambiables" y en el caso de las vacunas Covid se aplica también esta norma. "Siempre hay que seguir los principios de vacunación, que dicen que no hay que mezclar dos vacunas diferentes sin justificación científica, y en este caso no la tiene", afirma Gómez a
Redacción Médica.
"No se trata de una cuestión de seguridad, porque
no hay riesgo en mezclar vacunas", señala el inmunólogo antes de recordar que "llevar a cabo esquemas mixtos ya se ha realizado anteriomente en otras circunstancias". "Se trata de que ciertas autoridades están yendo en contra de recomendaciones oficiales y científicas como la OMS", comenta el científico.
"Realizar un esquema mixto con las vacunas Covid sin haber sido probado antes es un despropósito", afirma tras asegurar que se trataría de un
"experimento masivo sin control". "Puede que su efectividad sea igual o mayor, no lo sabemos. Lo que sí tenemos claro es que asumes más riesgos haciendo eso que proporcionando una segunda dosis con la misma vacuna", apunta el inmunólogo.
"Hay que dejar claro que lo que está pasando con las vacunas de AstraZeneca o Janssen es normal", continua y recuerda que "todas las vacunas en desarrollo han tenido en algún momento parones" para ser analizadas y valoradas. "Siempre
hay que analizar los riesgos-beneficios, pero en el de esta vacuna los beneficios no son mil frente a los riesgos, son mucho más", recalca Gómez.
El inmunólogo hace especial hincapié en que "todos los medicamentos que nos tomamos de forma masiva, como el nolotil, que en muchos países está prohibido, tienen efectos adversos". Para él lo fundamental es poner en contexto todo, ya que
"nos hemos centrado solo en una vacuna y en un posible efecto adverso muy concreto", algo que está afectando al proceso de vacunación y a la confianza de la población en la vacuna. "Si lo hiceramos con todos los fármacos, suspenderíamos la gran mayoría", confiesa.
"Combinar dosis sería un experimento masivo sin control"
Para ello pone de ejemplo el ibruprofeno, "estoy seguro que si 11 millones de personas nos tomamos un ibruprofeno y seguimos a toda esa gente durante 15 días, una o dos personas, a raiz de su ingesta, desarrollá una
úlcera perforante o algún evento adverso".
En cuanto a la
estretegia llevaba a cabo por Reino Unido de vacunar con una sola dosis al mayor número de personas y sobre si España también tendría que haber optado por ella, Gómez asegura que "era una estrategia muy arriesgada, porque era ir en contra de la ficha técnica" y reconoce que "no es comparable el servicio de vigilancia epidemiológica de allí con el España". "Han sido los primeros en detectar las variantes, si su método de vacunación no hubiese funcionado lo habrían detectado rápidamente y hubiesen realizado una vacunación de rescate a toda la población", afirma y aclarar que "ellos podían permitirselo".
Por último, en cuanto a la fecha estimada en la que toda la población española habremos recibido la primera dosis, reconoce que es "muy difícil saberlo, sobretodo con estos parones de las CCAA" y recuerda que
España es uno de los países que más está restringiendo el uso de la vacuna. "La EMA no puso restricciones en la edad y sin embargo España las administra por franjas de edad muy estrechas", comenta y reconoce que lo único que se consigue con ello es que "existan
franjas olvidadas o grupos de riesgos que todavía no hayan recibido la vacuna". "La administración de la vacuna se ha hecho por edad, pero no es el único factor determinante", afirma.
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