La
huella del Covid-19 en el colectivo sanitario es cada vez más intensa. Además del
cansancio y el estrés, los sanitarios deben hacer frente al
desgaste psicológico que supone luchar en primera línea contra el virus, especialmente teniendo en cuenta el
gran número de víctimas que ha dejado la pandemia.
Stella Navarro ha sido una de las últimas profesionales en compartir este tipo de experiencias desgarradoras. Su historia es solo una de las muchas que viven a diario y desde hace seis meses enfermeras y médicos como ella.
A través de un hilo de Twitter, la facultativa trata de hacer una
fotografía de las experiencias dolorosas que atraviesan los pacientes más graves y la angustia que esto genera a sus 'cuidadores'. Con detalle y en primera persona da cuenta del
ritmo frenético que reina en las unidades Covid-19. "Tenemos que gritar mientras nos movemos con la prisa que dicta el ritmo enloquecido de las alarmas que vigilan tu vida."
Llega el momento de "dormir" e "intubar" a uno de los pacientes, "asfixiado y confundido" que
pide que no le dejen "morir". Stella sabe que es difícil predecir el desenlace aunque sabe que los que han estudiado como ella, saben "reconocer las señales". Por ello, cuando el paciente lanza la pregunta, "toca tragar en seco". "
Nunca ha sido fácil responder", asegura. Lo mismo ocurre cuando hay que comunicarle el tiempo que permanecerá sedado. "Sé que no estás preparado para la respuesta", asume.
Con toda la serenidad de la que puede hacer acopio, la sanitaria intenta
tranquilizar al paciente explicándole el procedimiento a seguir y lo necesario que resulta aumentar el flujo de oxígeno en esos momentos. Preso del miedo, el paciente vuelve a la carga y formula la temida frase. "No quiero morirme. No me deje morir". Aunque no tiene "la respuesta" que espera, Stella trata de insuflar esperanza
prometiéndole que hará todo lo posible. "La idea es intentar que no te mueras".
Tal y como relata, la doctora le ofrece la posibilidad de hablar con sus familiares antes de dormirle. "Es mi oferta, mi tributo a ti y a los tuyos, a aquello que consideras invaluable en tu vida". Le
ayuda con el teléfono "en un delicado equilibrio entre la necesidad, la intimidad, la fragilidad, la vulnerabilidad, la solidaridad y el respeto".
"No puedo imaginar cómo se negocia entre lo mucho que se siente y piensa y el poco aire para empuar las palabras necesarias para expresarlo", cuenta compungida, al tiempo que resume la
emotiva conversación que está teniendo lugar. El enfermo trata de calmar a la persona que está al otro lado del aparato, aunque, por dentro, sabe que puede ser la última vez que hablen.
Palabras que, según Stella, reflejan
"el amor y la humanidad" en un momento "breve, precario y con tan poca intimidad". La sanitaria insiste en su promesa antes del momento decisivo: "Le vamos a cuidar, se lo prometo".
Finaliza su relato dedicándole unas últimas palabras: "
No sé si vas a poder leer esta historia. Pero hoy más que nunca, creo que debo contarla".
Su experiencia ha calado entre los usuarios de la plataforma. "Gracias por compartir las dolorosas experiencias de los pacientes y de las manos amorosas de los médicos" escribía una usuaria. Algunos compañeros de profesión empatizaban también con su relato. "Esto de ser médicos en ocasiones duele y duele mucho", reconocía Óscar en su mensaje.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.