Juan Toral en un momento del vídeo explicativo.
La curiosidad es una cualidad innata en el ser humano, y esa necesidad de saber le lleva a preguntarse cuestiones como
por qué huelen los pedos. Para responder a este asunto, el urgencista
Juan Toral ha compartido
una entrada en su blog acompañada de un vídeo donde intenta arrojar un poco de luz sobre cómo, de qué y por qué se forman los pedos.
El tema, además de provocar más de una y de dos sonrisas, adquiere cierta importancia para los galenos, que en ocasiones utilizan
un diagnóstico de "meteorismo" para enmascarar "que la persona no elimina bien los gases que produce su aparato digestivo", algo que puede ser el origen de dolores muy grandes.
Según explica, en el proceso de la digestión se producen cuatro etapas -ingestión, digestión, absorción y defecación-, y en cada fase intervienen "diferentes estructuras y se van
produciendo reacciones químicas que van dando como resultado partículas y sustancias que tomarán protagonismo si nos tiramos un pedo".
El médico recuerda que los gases intestinales tienen un origen multifactorial, ya que, por ejemplo, no todo el aire que respiramos va a los pulmones, sino que hay una fracción que pasa al aparato digestivo. "Pero es que además dentro de
nuestras tripas existen levaduras y bacterias que tienen como misión intervenir en el proceso de digestión. En nuestro interior se producen múltiples reacciones químicas como por ejemplo la
liberación de dióxido de carbono para intentar neutralizar los jugos gástricos que libera el estómago para disolver el alimento", escribe Toral.
La clave, la alimentación
Apoyándose en un estudio de hace 20 años, señala que las
flatulencias se componen de nitrógeno, hidrógeno, dióxido de carbono, metano y oxígeno, y la clave de su olor está en la alimentación, ya que para la digestión de los alimentos se utilizan un alto número de bacterias que tienen especial
predilección por los que tienen mucho azufre -cebolla, brócoli, huevo-. "Por tanto, cuando las bacterias atacan al azufre se termina creando un gas maloliente conocido como metanotiol", afirma, añadiendo que también hay otros gases como metano o nitrógeno, todos muy perceptibles por el olfato.
Por último, Toral lamenta informar de que no, el
olor de los pedos no se puede evitar, aunque sí se pueda "intentar que huelan algo menos", por ejemplo, con una dieta rica en proteínas. Además, comparte una lista de alimentos ricos en azufre, "el 'combustible' preferido para que las bacterias intestinales le den olor a nuestras ventosidades", como carnes, huevos, quesos, verduras, etc.
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