Mariola Marrero Díaz, médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Mariola Marrero Díaz, médica de Familia en un entorno rural de Canarias, confiesa que durante sus primeros años los comentarios de desprecio hacia la especialidad que había elegido eran más frecuentes, y ahora, los que recibe a estas alturas de su trayectoria profesional le dan
"más pena que enfado". "Tal vez porque
yo puedo decir con tranquilidad que estoy en el lugar que he elegido", reflexiona.
La facultativa ha compartido desde su perfil de Twitter cómo un paciente le transmitió las palabras de un compañero de profesión. "Una paciente me ha contado que el especialista que la atendió le dijo que
no entendía por qué yo estaba trabajando en Atención Primaria de pueblo, que debería aspirar a mucho más.
Sigue sin entenderse que ser Medicina de Familia rural es una gran aspiración, que hay que estudiar y trabajar mucho para poder hacerlo bien", expresa esta profesional en un tuit.
"Este tipo de comentarios denotan una
cultura bastante extendida no solo entre la profesión médica sino también social. Existe una idea de que lo digno o prestigioso son los trabajos y que las personas deberían aspirar a tener esos trabajos si sus dotes se lo permiten", detalla Mariola a
Redacción Médica. Pone de ejemplo como a un estudiante de bachillerato brillante se le suele recomendar que estudie Medicina, "no porque le guste sino porque tiene buenas notas, y que algunas personas no comprendan que prefiera ser enfermero/a o maestro/a de infantil, por decir algo".
"Con un buen puesto MIR, no se entiede que no elijas una especialidad con gran prestigio"
Esta misma situación puede ocurrir con las especialidades médicas. "
Si sacas un buen puesto en el MIR, muchos no entienden que lo uses para elegir una de esas especialidades con gran prestigio. En el fondo, olvidamos que un buen puesto sirve para que puedas elegir aquello que más te gusta, no lo que los demás esperan que hagas".
Por ello, aunque el comentario de su compañero era más bien de "piropo" que de desprecio - "en el fondo, lo que quería transmitir era la idea de que yo
soy demasiado buena para ser solo médica de familia y que debería
aspirar a más"-
no es un comentario
positivo hacia esta especialidad. Así, Mariola comenta la idea general que hay sobre lo que es prestigioso o no en Medicina.
"Primero los grandes hospitales, luego los pequeños, luego las especialidades en ambulatorios y centros externos y finalmente la Atención Primaria", confiesa esta especialista. "Está tan arraigado que el pensamiento general es que c
ualquier estudiante de medicina “racional” va a elegir primero una
especialidad hospitalaria y luego, por orden, lo demás".
"Y la mayoría de los estudiantes responde a ese estereotipo, es lo que se espera de ellos. Y es lo que viven durante la facultad. Hay que recordar que
la Medicina de Familia casi no existe en las facultades españolas. No hay contacto, no hay conocimiento directo". Así, ante la pregunta de si considera que los nuevos MIR han evolucionado ante esta percepción, Mariola considera que como hay tantos, "hay de todo".
"Algunos MIR han elegido ser médicos de familia, otros lo tenían como una opción pero no la primera,
para otros es lo único que quedaba. Pero la mayoría eligen a ciegas. El contacto en la facultad es escaso y se contrarresta por ese
discurso tan extendido de desprestigio desde los especialistas hospitalarios", apunta esta facultativa.
"Dentro de Medicina de Familia se considera que los mejores se van a las ciudades"
Y es que, al desprestigio de la Medicina de Familia se suma además que se lleve a cabo en un
entorno rural, "esto es una cuestión incluso más amplia.
Socialmente, se aspira a vivir en grandes ciudades, luego si eso en capitales de provincia, luego ciudades grandes, y quien no puede elegir se queda en el pueblo. Se asume que si trabajas en un pueblo es porque no pudiste elegir nada mejor en las oposiciones".
"Eso no es algo solo de los compañeros de otras especialidades, también
dentro de la Medicina de Familia se considera que los mejores se van a las ciudades. Entran en juego no solo la idea del trabajo, sino también las formas actuales de vivir. Somos una
sociedad urbana y hospitalocéntrica". Y ante esto, Mariola considera que si se quieren buenos profesionales en estas zonas, se tiene que compensar esas dificultades.
"En mi caso, la situación es peculiar. Para mí, trabajar en el pueblo supone una
mejor conciliación, porque yo ya tenía mi vida en el pueblo. Y tampoco supone una pérdida de oportunidades porque no estoy al inicio de mi vida profesional y ya he creado mis redes profesionales. Puedo mantener actividades de investigación, de docencia, etc. Pero
si estás empezando, crear esas redes desde lo rural supone un esfuerzo mucho mayor que desde lo urbano".
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