Los profesionales sanitarios no pueden más. Si la sanidad pública ya se encontraba al límite, el Covid-19 ha hecho mella en todo el Sistema Nacional de Salud, desde sus trabajadores hasta los pacientes, y aunque lo peor de la pandemia haya ya pasado, todavía no ha terminado. En este escenario marcado por el cansancio y la sobrecarga laboral, un facultativo ha reflexionado sobre las carencias de este sistema y señala a "los políticos de turno" como los culpables de llevarse por delante la salud de todos.
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Vivir al límite de las fuerzas,
trabajar al límite de las emociones para resolver carencias de un sistema marchito y vilipendiado por los políticos de turno se lleva por delante la
salud de muchos", comienza expresando este urgenciólogo desde su perfil de Twitter. "Hemos acostumbrado al “sistema” a dejarnos llevar hasta el límite, a
sacar adelante el trabajo porque
“para eso nos pagan”, y descuidamos
nuestra propia salud y la de los nuestros.
Ellos seguirán durmiendo plácidamente, nosotros cada vez dormiremos menos".
"El sistema aleja la sanidad de las personas"
Así, el facultativo critica los
contratos encadenados "de un solo día para sustituir el déficit crónico de profesionales", que además han recortado en medio de la pandemia de coronavirus. "Un sistema que
aleja la sanidad de las personas, y con ello su supervivencia. Un sistema podrido", expresa y lamenta que no se ponga solución a los problemas, solamente parches.
Y es que estos parches son los culpables de que "los profesionales se cansen y se marchan, y después nos lamentamos que no hay a quién contratar. Muchos han sido forzados a irse… muchísimos". "C
on las carencias del sistema también llega la sobrecarga, el hastío y las ganas de no volver jamás. Agendas de 60 pacientes diarios, 8 horas de espera en urgencias, demoras quirúrgicas de más de 100 días agotan al usuario y al profesional. Y van muriendo las ganas", apunta, incluyendo en la ecuación también a los pacientes.
"Lo de trabajar con bolsas de basura, con mascarillas recicladas o doblando turnos al inicio de la epidemia no fue una anécdota, fue la demostración de un sistema que no cuida a los suyos. Un sistema que pide un 10 y ofrece solo un 5", recuerda el facultativo. Ante esto, considera que la vocación siempre es "el escudo donde rebotan las incongruencias y las deficiencias del sistema”. Y aunque este escudo de vocación "salva un poco, de no perderte entre tus propios miedos, cuando tú salud se quiebra, ese escudo se rompe en mil pedazos".
"Un paciente no es solo una enfermedad, es nuestra razón de ser"
Por ello pide invertir de verdad en salud, ya que también esta inversión en sanidad debería ser para "mejorar las condiciones laborales de sus profesionales, rescatar el talento perdido, hacer más accesible el sistema a los pacientes y mejorar la estabilidad emocional de todos". "Hemos normalizado el caos, y no el equilibrio", considera.
"Nadie debe morir por esperar 3 meses una consulta o una intervención. Hay que exigir tener tiempo para atender correctamente a nuestros pacientes, y no para prescribir un fármaco. Un paciente no es solo una enfermedad, es nuestra razón de ser, incluso en medio del caos", finaliza este urgenciólogo.
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