MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El tiempo medio que transcurre desde que una mujer acude por primera vez a la consulta por sufrir dolores durante la menstruación hasta que es diagnosticada de endometriosis es de ocho años, según ha informado el jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia de Ruber Juan Bravo, el doctor Andrés Sacristán Juárez, quien advierte de que el retraso "se debe a la falta de reconocimiento de los síntomas específicos por parte de los profesionales".
De hecho, en aquellas mujeres que sufren dolor con la regla (dismenorrea), la incidencia de endometriosis alcanza el 50 por ciento, y en aquellas que padecen infertilidad, la incidencia como causa alcanza el entre el 25 y el 50 por ciento, tal y como detalla Sacristán con motivo de la conmemoración del día mundial de la enfermedad este domingo.
Concretamente, la endometriosis es una patología del sistema reproductor femenino que afecta aproximadamente al 10 por ciento de las mujeres en su edad reproductiva y es considerada como "uno de los grandes enigmas" de la patología general, y en especial de la patología ginecológica, tal y como explica el doctor.
A pesar de la constante investigación, Sacristán advierte de que sigue siendo desconocido su origen. "Solo se puede afirmar, de forma generalista, que constituye una alteración inmunológica con base genética", afirma, añadiendo que la evolución natural de la enfermedad dependerá de factores hormonales, como la presencia de estrógenos, así como de factores ambientales "poco conocidos y concluyentes hasta la fecha".
Así, el diagnóstico de sospecha se basa fundamentalmente en el reconocimiento de las características de la sintomatología de la endometriosis por parte del médico de familia o del ginecólogo. En este sentido, el especialista explica que el examen pélvico mediante exploración vaginal y rectal por parte del ginecólogo debe ser la base del estudio de una paciente con posible endometriosis, además de la creación de un mapa de puntos de dolor selectivo.
Ante lesiones en la exploración, prosigue, debe complementase el estudio mediante diferentes técnicas de imagen (ecografía transvaginal y resonancia magnética pélvica) la posible afectación severa de órganos contiguos como la vejiga, el uréter y/o el trayecto intestinal distal.
TRATAMIENTO
Por otro lado, el tratamiento debe ser individualizado, valorando la totalidad de los síntomas y el impacto que la enfermedad y la terapia propuesta ejercerán sobre la calidad de vida de la paciente. Según el experto, las terapias médicas deben encaminarse al tratamiento del dolor. "Sin embargo, ante el fracaso de estas, la terapia quirúrgica podrá conseguir esta supresión del dolor, al mismo tiempo que la restauración de la función reproductora alterada, mediante la extirpación de los implantes y la reconstitución de la anatomía pélvica alterada", explica.
Hoy en día, la vía laparoscópica es considerada como la vía idónea para el abordaje de la endometriosis ovárica, peritoneal y pélvica-profunda, al realizarse la extirpación de todos los implantes o lesiones endometriósicas. "Esto puede llevar ocasionalmente necesidad de resección parcial de la vejiga, el uréter o el intestino", precisa el ginecólogo.
Así, la cirugía óptima de la endometriosis profunda puede curar hasta 50 por ciento de las pacientes y conducir a una eliminación de la sintomatología entre un 60-95 por ciento de los casos si se lleva a cabo por ginecólogos expertos y dentro de unidades especializadas.
"En dichas unidades, las mujeres podrán recibir la ayuda para comprender esta enfermedad, ya reconocida como incapacitante por la sociedad y las administraciones", apunta el especialista. Con todo, añade, "a pesar de un exitoso y completo tratamiento, la total desaparición de su sintomatología no siempre es posible", concluye.