MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Una nueva investigación dirigida por científicos de la Universidad Estatal de Georgia (Estados Unidos) ha identificado cambios relacionados con la edad en los patrones cerebrales asociados al riesgo de desarrollar esquizofrenia.
Este descubrimiento, publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences', podría ayudar a los médicos a identificar antes el riesgo de desarrollar una enfermedad mental y mejorar las opciones de tratamiento.
Los investigadores utilizaron un método híbrido basado en datos denominado Neuromark para extraer redes cerebrales fiables de los datos de neuroimagen que luego se analizaron en el estudio.
Empezaron con exploraciones de resonancia magnética funcional (RMf) para detectar cambios relacionados con la edad en la conectividad cerebral y su asociación con el riesgo de esquizofrenia.
La investigación identificó a individuos de alto riesgo de desarrollar psicosis durante el final de la adolescencia y el principio de la edad adulta.
La aplicación de este novedoso enfoque a los conjuntos de datos de neuroimagen funcional existentes ha supuesto un gran avance en la comprensión de los riesgos genéticos y clínicos de la esquizofrenia en el contexto de cómo se comunican entre sí las regiones cerebrales.
"Este estudio combinó más de 9.000 conjuntos de datos mediante un método que calcula las redes cerebrales funcionales de forma adaptativa y, al mismo tiempo, nos permite resumir y comparar entre individuos. Esto nos llevó a un resultado realmente interesante que muestra que el riesgo genético de esquizofrenia es detectable en las interacciones de las redes cerebrales incluso para quienes no padecen esquizofrenia, y este cambio se reduce con la edad", ha explicado uno de los responsables de la investigación, Vince Calhoun.
El equipo analizó datos de 9.236 individuos en distintas etapas de edad. Utilizando escáneres fMRI y medidas genéticas y clínicas, descubrieron que las alteraciones en las conexiones cerebrales prefrontales-sensoriomotoras y cerebelosas-occipitoparietales están relacionadas con el riesgo genético de padecer esquizofrenia.
Estas alteraciones se observaron en pacientes con esquizofrenia, en sus hermanos neurotípicos y en quienes presentaban síntomas psicóticos por debajo del umbral.
Los investigadores hallaron alteraciones en la conectividad de la red relacionadas con la edad, concretamente durante el final de la adolescencia y el principio de la edad adulta. Los síntomas de la esquizofrenia suelen desarrollarse pronto en la vida, a menudo a partir de mediados de los 20 años, con un inicio precoz antes de los 18 años.
Los investigadores descubrieron que los individuos más jóvenes con mayor riesgo presentan una conectividad de red similar a la de los cerebros observados en pacientes de más edad. Estos hallazgos podrían ayudar a identificar el riesgo de que un paciente desarrolle la enfermedad en etapas posteriores de su vida.
El estudio destaca la importancia de un enfoque orientado a la edad y de aprovechar múltiples exploraciones para identificar el riesgo en las redes cerebrales y las posibles asociaciones genéticas.
Los hallazgos podrían mejorar las estrategias de detección e intervención tempranas y ofrecer biomarcadores potenciales para investigar el papel de genes específicos y vías moleculares en el desarrollo de la esquizofrenia.