MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Investigadores de la Universidad de Aalto y la Universidad de Turku en Finlandia han revelado en un estudio que la ansiedad relacionada con el embarazo materno puede afectar al procesamiento emocional del bebé, experimentando una reducción en sus respuestas a estímulos tristes.
La ansiedad relacionada con el embarazo se refiere a las preocupaciones específicamente relacionadas con el embarazo, como las relacionadas con cambios en la apariencia, el parto, la salud del niño en el desarrollo y la futura crianza de los hijos.
Estudios anteriores ya han demostrado un vínculo entre la ansiedad relacionada con el embarazo materno y el desarrollo neurológico de los bebés. Sin embargo, la relación entre la ansiedad relacionada con el embarazo y el procesamiento de las emociones en el cerebro infantil no se ha estudiado ampliamente con la neuroimagen. El objetivo del estudio, que ha sido publicado en el 'Journal of Affective Disorders', era investigar la relación entre la ansiedad materna y las respuestas infantiles al habla emocional a los dos meses de edad.
Para comprobarlo, los investigadores examinaron los datos del Cuestionario de ansiedad autoinformada (PRAQ-R2) de 19 parejas de madres y bebés de Finlandia, explorando las respuestas cerebrales de los bebés. La exploración del cerebro se realizó con una técnica llamada tomografía óptica difusa o DOT, que utiliza un conjunto de fuentes de luz y detectores conectados al costado de la cabeza del bebé para medir los cambios en el flujo sanguíneo (AM5) en el cerebro.
Este método, tal y como han explicado los investigadores, permite que el estudio se lleve a cabo mientras el bebé está en el regazo de su madre y es casi silencioso, a diferencia de los escáneres fMRI a menudo utilizados en experimentos de neurociencia. El equipo DOT facilitó que los investigadores pudieran reproducir fácilmente los sonidos del habla a los bebés mientras escaneaban simultáneamente sus cerebros.
Así, los resultados mostraron que los puntajes maternos de ansiedad en el embarazo se correlacionaron negativamente con las respuestas al habla triste. Concretamente, el efecto se manifestaba en la unión temporoparietal de la corteza infantil.
Además, el efecto de la respuesta cerebral fue significativamente menor a las 34 semanas de embarazo que en la semana de gestación 24, lo que sugiere que los efectos de la ansiedad relacionada con el embarazo pueden transferirse más fácilmente al bebé nonato a mediados del embarazo que al final, han asegurado los investigadores.
Tal y como han informado el investigador de la Universidad Aalto, el doctor Ilkka Nissilä, "cuando se les hablaba de un modo triste, las áreas del cerebro del bebé que se ocupan de las emociones y el habla se activaban menos en aquellos cuyas madres habían informado de una alta ansiedad relacionada con el embarazo".
SE NECESITA UN ESTUDIO MÁS AMPLIO
El doctor Nissilä ha reconocido que, si bien han observado un cambio en la respuesta cerebral, no pueden decir con certeza cómo se relaciona con el comportamiento o cómo los cambios que han observado afectan al niño con el tiempo. "Lo que sabemos con certeza es que se necesita un estudio más amplio con más sujetos para comprender cómo estas observaciones realizadas mediante neuroimagen están relacionadas con el desarrollo de los bebés a medida que crecen", ha indicado.
El profesor de neurociencia integrativa y psquiatría de la Universidad de Turku, el profesor Hasse Karlsson, ha señalado que una de las ventajas del estudio es que se hará un seguimiento de los bebés durante varios años. "Esto hace posible saber más adelante si este hallazgo está relacionado a cualquier resultado clínicamente relevante", ha aclarado.