MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigadores de la Universidad de Rockefeller (EE.UU) ha demostrado en un estudio en ratones, publicado en la revista 'Nature', que la rivalidad y competencia entre las células ganadoras y perdedoras favorece el desarrollo saludable de la piel.
Este hecho ya ha sido probado en moscas. Sin embargo, los científicos no estaban seguros sobre si la competencia celular se limitaba a los insectos. Frente a esto, los investigadores del laboratorio de Elaine Fuchs, profesora del campus de Rebecca C. Lancefield, comenzaron a buscar evidencias de este tipo en las células epiteliales de ratones en desarrollo.
De este modo, crearon un grupo de células perdedoras, que son menos óptimas y desechadas o sustituidas por células óptimas que ayudan a crear el tejido definitivo, manipulando genes que ralentizan el crecimiento celular y etiquetaron estas células con fluorescente verde. Por otra parte, etiquetaron a las ganadoras de color rojo.
Este experimento ha permitido a los investigadores monitorear la supervivencia de ambos grupos celulares. Así, los hallazgos han demostrado que las células perdedoras murieron a un ritmo desproporcionado por la acción de las ganadoras.
Tras esto los científicos se han preguntado si esta competencia que observaron en el desarrollo de la dermis continúa más adelante. En este sentido, han percibido que la muerte celular se da solo en el tejido monocapa temprano. Sin embargo, el equipo continuaba pensando que esta rivalidad también esta presente en la piel madura.
Así, los investigadores descubrieron que, aunque las células perdedoras no mueren en el resto de tejidos, si no que, al entrar en contacto con las ganadoras, son empujados a la capa más superficial de la piel siendo expulsadas del cuerpo. Asimismo, observaron que cuando la competencia se interrumpe la piel comienza un proceso de desarrollo más lento y que hace que este órgano sea menos seguro o de menor calidad.
De este modo, el estudio ha demostrado que esta competencia es vital para el desarrollo de una piel sana y además podría suponer un avance en el tratamiento clínico de enfermedades cutáneas, ha destacado Stephanie Ellis, miembro del equipo de Fusch.
Por ello, ha aconsejado que si se presenta algún trastorno o defecto de curación en las heridas promover una mejor competencia celular podría lograr una rápida restauración de la función de barrera de la piel y una curación más rápida. Asimismo, ha concluido que este estudio podría servir para desarrollar tácticas terapéuticas para matar a las células cancerosas, ya que las células sanas actúan como células ganadoras.