MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Un estudio de la Universidad de Ottawa (Canadá) indica que practicar mindfulness beneficia significativamente al cerebro de las mujeres que, tras superar un cáncer de mama, sufren dolor neuropático derivado de los tratamientos, una patología crónica que sufren entre el 20 y el 50 por ciento de estas mujeres.
"El dolor neuropático es un efecto secundario muy común de la quimioterapia y de otros tratamientos indicados para el cáncer de mama", explica la autora del estudio, la profesora Andra Smith, que añade que las medicinas para tratar este dolor no siempre funcionan y, por tanto, la calidad de vida de la paciente, así como las habilidades cognitivas y su bienestar, pueden verse reducidos.
Hasta ahora, se sabía de los beneficios del mindfulness para ayudar a la relajación y la concentración, pero, tal y como afirma la autora del estudio, esta técnica a veces se infravalora al ser considerada "una moda". Sin embargo, esta investigación demuestra que sus beneficios van más allá, convirtiéndose en un método no invasivo para ayudar a aliviar el dolor que padecen estas mujeres.
"El dolor es algo que la gente teme, y muchas personas se encuentran con importantes problemas secundarios debido a su uso de medicamentos para el dolor, incluyendo problemas de salud mental", expone Smith. "La atención mental tiene un efecto neurofisiológico que puede alterar la percepción del dolor", añade.
BENEFICIOS EN OCHO SEMANAS
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores observaron el impacto de un programa de ocho semanas de prácticas de mindfulness basada en la reducción del estrés sobre la reactividad emocional entre una muestra de mujeres que habían sufrido cáncer de mama y que padecían este dolor. Así, mediante una imagen por resonancia magnética, reunieron datos sobre la salud de la materia blanca, la actividad cerebral durante el procesamiento de textos relacionados con el dolor emocional y durante el estado de reposo.
Así, a las mujeres con dolor neuropático se les tomaron imágenes antes y después del programa, y se compararon parámetros como el dolor, la calidad de vida y las imágenes entre los dos grupos y dentro del grupo, antes y después de la práctica del mindfulness.
Tras analizar los resultados, estos mostraban una mejora significativa de la salud cerebral, así como en la percepción del dolor. "Observamos importantes reducciones en la actividad cerebral en relación con los ejercicios de mindfulness en las regiones relacionadas con el dolor, la regulación emocional y el procesamiento cognitivo", explica la profesora. Y continúa: "tanto la severidad del dolor como la interferencia del mismo, para el grupo que practicaba mindfulness, se redujeron significativamente después del entrenamiento de 8 semanas".
Así las cosas, este estudio demuestra que hay opciones de tratamientos complementarios posibles para tratar el dolor. "Si se usa adecuadamente, la información que hemos publicado puede mejorar la salud, y podría incluso reducir los costes sanitarios, así como algunos de los problemas relacionados, sobre todo aquellos que tienen que ver con la salud mental", ha concluido Smith.