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10 jun. 2020 17:02H
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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Una investigación realizada en ratones indica que el uso del receptor de histamina H3 (H3R), un fármaco utilizado para otras afecciones como la rinitis alérgica, podría ayudar a prevenir los desequilibrios en la señalización de la dopamina que provocan la muerte de las células cerebrales y los déficits en el movimiento y la memoria.

"Ya se sabía que la señalización de la dopamina desaparece en la enfermedad de Huntington, pero nosotros y otros equipos de investigación hemos demostrado más recientemente que los receptores de la dopamina y los receptores de la histamina se encuentran juntos y controlan la señalización en el cerebro. Debido a que los receptores de dopamina se encuentran en muchas células normales en todo el sistema nervioso central, propusimos que apuntar a la señalización de la dopamina a través del receptor de la histamina podría ser una estrategia más eficaz para frenar la progresión de la enfermedad de Huntington", explica el autor principal, David Moreno-Delgado, que era científico de Investigación Postdoctoral en la Universidad de Barcelona en el momento en que se llevó a cabo la investigación, y que ahora es Jefe de Equipo de Biología en NovAliX (Bélgica).

El equipo examinó si estas proteínas se encuentran juntas en ratones con enfermedad de Huntington y podrían ser objetivos potenciales para el tratamiento. Encontraron que a los dos y cuatro meses de edad, tanto los ratones sanos como los que tienen la enfermedad de Huntington asintomática tienen el complejo receptor de dopamina D1 (D1R)-H3R. Pero cuando el equipo observó a los ratones mayores de seis y ocho meses, los ratones con enfermedad de Huntington (ahora sintomáticos) habían perdido completamente los complejos D1R-H3R. Los receptores individuales seguían presentes, pero en la etapa más avanzada de la enfermedad, estas proteínas ya no actuaban juntas como compañeras.

Para confirmar el papel del complejo D1R-H3R, el equipo probó los efectos de un antihistamínico llamado tioperamida sobre el movimiento, el aprendizaje y la memoria en ratones con enfermedad de Huntington. Los ratones tratados con tioperamida tenían las mismas probabilidades de caer que los ratones sanos de la misma edad, mientras que los tratados con solución salina no podían mantener su equilibrio. Además, en una prueba de memoria, los ratones tratados con solución salina no mostraron preferencia por objetos familiares, mientras que los tratados con tioperamida no tuvieron esos déficits de memoria.

El equipo exploró a continuación si estos resultados se debían al tratamiento que preservaba los complejos D1R-H3R. Los estudios de los tejidos de los ratones tratados y no tratados mostraron que sólo los animales tratados seguían teniendo complejos H3R/D1R a los seis y ocho meses de edad.

Además, cuando trataron a ratones con enfermedad de Huntington que ya habían alcanzado los siete meses de edad (cuando estos compañeros de proteína ya no se encuentran juntos), la tioperamida no tuvo ningún efecto sobre los déficits de movimiento, aprendizaje o memoria. Esto confirma que los efectos protectores de la tioperamida se producen a través de los complejos D1R-H3R y que éstos deben estar presentes para que la droga funcione.

Finalmente, el equipo examinó muestras de tejido cerebral humano para detectar la presencia de los complejos D1R-H3R. Encontraron que, en individuos sanos y en personas con enfermedad de Huntington de etapa temprana, los complejos D1R-H3R estaban presentes. Por el contrario, en las personas con la enfermedad más avanzada, los complejos D1R-H3R estaban casi ausentes.

"El desequilibrio de la señalización de la dopamina en la progresión de la enfermedad representa un posible 'punto de no retorno' para los pacientes de la enfermedad de Huntington, ya que puede conducir finalmente a la disfunción de las células nerviosas y a la muerte", explica el autor principal Peter McCormick, profesor titular de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido).

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