MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
La proporción de muertes por sobredosis de opiáceos en las que intervino la buprenorfina, un medicamento utilizado para tratar el trastorno por consumo de opiáceos, no aumentó en los meses posteriores a la flexibilidación de su prescripción durante la pandemia de COVID-19 en Estados Unidos, según un estudio de investigadores del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EEUU y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades EEUU (CDC, por sus siglas en inglés).
Estos datos, publicados en la revista científica 'JAMA Network Open', concuerdan con un estudio en el que se informaba de que la ampliación del acceso a la metadona para el tratamiento del trastorno por consumo de opiáceos durante la pandemia de COVID-19 no estaba asociada a un aumento de las muertes por sobredosis relacionadas con la metadona.
En 2021, casi 107.000 personas murieron por sobredosis en Estados Unidos, y el 75 por ciento de esas muertes estuvieron relacionadas con opiáceos. El aumento general de las muertes por sobredosis se atribuye en gran medida a la proliferación en el suministro de drogas del fentanilo ilícito, un opioide sintético muy potente.
Aunque son bien conocidos los beneficios de la medicación para el trastorno por consumo de opiáceos, sólo el 22 por ciento de las personas con este trastorno reciben medicación. La buprenorfina, uno de estos medicamentos, ayuda a reducir el consumo abusivo de opiáceos, a disminuir el riesgo de enfermedades infecciosas relacionadas con la inyección y a reducir el riesgo de sobredosis mortales y no mortales.
"La investigación ha demostrado sin lugar a dudas que los medicamentos para el trastorno por consumo de opiáceos son abrumadoramente beneficiosos y pueden salvar vidas, sin embargo, siguen siendo ampliamente infrautilizados. Ampliar el acceso más equitativo a estos medicamentos para las personas con trastornos por consumo de sustancias es una parte crítica de la respuesta de nuestra nación a la crisis de sobredosis. Los hallazgos de este estudio refuerzan la evidencia existente que sugiere que una mayor flexibilidad en la prescripción puede ser un método seguro para trabajar hacia este objetivo", ha comentado la directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EEUU y autora principal del estudio, Nora Volkow.
Durante el inicio de la pandemia de COVID-19, Estados Unidos implementó flexibilidades de prescripción para facilitar el acceso a la buprenorfina a los pacientes con trastorno por consumo de opiáceos.
De esta forma, se permitió a los médicos prescribir buprenorfina a distancia a nuevos pacientes sin realizar exámenes en persona, se amplió el pago de los servicios de telemedicina y se proporción flexibilidad sobre las tecnologías de comunicación aceptadas para prestar atención clínica a personas con trastornos por consumo de sustancias a través de la telesalud.
Para investigar el impacto de estos cambios, los investigadores evaluaron las muertes por sobredosis desde julio de 2019 hasta junio de 2021 en 46 estados y el Distrito de Columbia.
Los investigadores encontraron que la buprenorfina estuvo involucrada en una proporción muy pequeña de muertes por sobredosis de drogas entre julio de 2019 y junio de 2021. Durante este período de estudio, hubo 1.955 muertes por sobredosis involucradas con buprenorfina, lo que representó el 2,2 por ciento de las 89.111 muertes totales por sobredosis y el 2,6 por ciento de las 74.474 muertes por sobredosis involucradas con opioides registradas.
Entre abril de 2020 y junio de 2021, cuando se relajaron las regulaciones de prescripción de buprenorfina en respuesta a la pandemia de COVID-19, los investigadores encontraron que mientras que las muertes mensuales por sobredosis involucradas con opioides aumentaron en general, la proporción de esas muertes que involucraron buprenorfina no aumentó.
Además, el estudio descubrió que en el 92,7 por ciento de las muertes por sobredosis relacionadas con la buprenorfina también estaba implicada al menos otra droga, en comparación con el 67,2 por ciento de las muertes relacionadas con un opioide distinto de la buprenorfina.
En concreto, en comparación con otras muertes por sobredosis relacionadas con opiáceos, las muertes por sobredosis relacionadas con buprenorfina tenían más probabilidades de estar relacionadas también con medicamentos de prescripción como benzodiacepinas (36,9% frente a 14,5%), antidepresivos (13,9% frente a 5,0%) y anticonvulsivos (18,6% frente a 5,4%).
Las muertes por sobredosis relacionadas con la buprenorfina tenían menos probabilidades de estar relacionadas también con fentanilos de fabricación ilícita (50,2%) en comparación con otras muertes por sobredosis relacionadas con opiáceos (85,3%).
"Estos hallazgos nos ayudan a comprender mejor las circunstancias de las muertes por sobredosis relacionadas con la buprenorfina, lo que es crucial para nuestra capacidad de informar las políticas, garantizar la seguridad y mejorar los resultados clínicos para las personas con trastornos por consumo de sustancias. Es importante señalar la presencia de otros fármacos en las muertes por sobredosis relacionadas con la buprenorfina. La naturaleza compleja de los trastornos por consumo de sustancias y el consumo de polisustancias requiere estrategias específicas para abordarlo", ha resaltado Lauren Tanz, epidemióloga del Centro Nacional de Prevención y Control de Lesiones del CDC y autora principal del estudio.
Los datos también mostraron que las personas blancas no hispanas representaban una mayor proporción de las muertes relacionadas con la buprenorfina (86,1%), en comparación con las muertes relacionadas con otros opiáceos (69,4%).
En cambio, las muertes por sobredosis relacionadas con la buprenorfina incluyeron a menos personas negras no hispanas (5,7%) e hispanas (5,5%) en comparación con las muertes por sobredosis relacionadas con otros opioides (18,8% y 9,4%, respectivamente), lo que, según los autores, podría estar relacionado con un acceso desigual al tratamiento.
Independientemente de los fármacos utilizados, los investigadores descubrieron que la mayoría de las personas que morían por sobredosis de cualquier opioide, incluida la buprenorfina, no tenían constancia de estar recibiendo tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de sustancias. Además, la mayoría de las muertes se produjeron sin la presencia de otra persona, un conocido factor de riesgo de sobredosis mortal.