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3 jul. 2024 18:04H
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MADRID, 02 (EUROPA PRESS)

Una nariz más fría y unas mejillas más cálidas pueden ser un signo revelador de un aumento de la presión arterial. Estos indicios llevan a pensar que la temperatura facial pronto será un biomarcador para el diagnóstico precoz de enfermedades metabólicas, según un trabajo de la Universidad de Pekín (China) publicado en 'Cell Metabolism'.

Los investigadores descubrieron que las temperaturas en diferentes regiones del rostro están asociadas con varias enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión arterial.

Estas diferencias de temperatura no son fácilmente perceptibles con el propio tacto, pero se pueden identificar utilizando patrones de temperatura espacial específicos derivados de IA que requieren una cámara térmica y un modelo entrenado con datos. Con más investigaciones, algún día los médicos podrían utilizar este método simple y no invasivo para la detección temprana de enfermedades.

"El envejecimiento es un proceso natural", afirma Jing-Dong Jackie Han, autor correspondiente del artículo en la Universidad de Pekín. "Pero nuestra herramienta tiene el potencial de promover un envejecimiento saludable y ayudar a las personas a vivir sin enfermedades".

El equipo ya había utilizado la estructura facial en 3D para predecir la edad biológica de las personas, que indica cómo está envejeciendo el cuerpo. La edad biológica está estrechamente relacionada con el riesgo de enfermedades, como el cáncer y la diabetes. Tenían curiosidad por saber si otras características del rostro, como la temperatura, también podían predecir la tasa de envejecimiento y el estado de salud.

Han y sus colegas analizaron las temperaturas faciales de más de 2.800 participantes chinos de entre 21 y 88 años. Luego, los investigadores utilizaron la información para entrenar modelos de IA que pudieran predecir la edad térmica de una persona. Identificaron varias regiones faciales clave donde las temperaturas estaban significativamente relacionadas con la edad y la salud, incluidas la nariz, los ojos y las mejillas.

De esta forma, el equipo observó que la temperatura de la nariz disminuye con la edad a un ritmo más rápido que la de otras partes de la cara, lo que significa que las personas con narices más cálidas tienen una edad térmica más joven. Al mismo tiempo, las temperaturas alrededor de los ojos tienden a aumentar con la edad.

El equipo también descubrió que las personas con trastornos metabólicos como diabetes y enfermedad del hígado graso tenían un envejecimiento térmico más rápido. Tendían a tener temperaturas más altas en el área de los ojos que sus homólogos sanos de la misma edad. Las personas con presión arterial elevada también tenían temperatura más alta en las mejillas.

Al analizar las muestras de sangre de los participantes, el equipo reveló que el aumento de la temperatura en la zona de los ojos y las mejillas se debía principalmente a un aumento de las actividades celulares relacionadas con la inflamación, como la reparación del ADN dañado y la lucha contra las infecciones. El aumento de estas actividades provocó un aumento de la temperatura en ciertas regiones faciales.

"El reloj térmico está tan fuertemente asociado con enfermedades metabólicas que los modelos de imágenes faciales anteriores no fueron capaces de predecir estas condiciones", afirma Han.

Debido a esta conexión, el equipo se propuso comprobar si el ejercicio podía influir en la edad térmica. Pidieron a 23 participantes que saltaran a la comba al menos 800 veces al día durante dos semanas. Para sorpresa del equipo, estos participantes redujeron su edad térmica en cinco años después de solo dos semanas de ejercicio.

A continuación, el equipo quiere explorar si pueden utilizar imágenes faciales térmicas para predecir otras enfermedades, como trastornos del sueño o problemas cardiovasculares. "Esperamos aplicar la imagenología facial térmica en entornos clínicos, ya que tiene un potencial significativo para el diagnóstico y la intervención temprana de enfermedades", afirma Han.

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