MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
La secretaria general de la Red de Atención a las Adicciones (UNAD), Encarnación Pámpanos Porras, ha informado este jueves de que en torno a la mitad de hombres y mujeres que acuden a tratar sus adicciones con sustancia en esta red comenzaron a consumir siendo menores de edad, en base a un informe de la organización realizado en colaboración con la consultoría Iniciativas CSE y financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
El porcentaje de hombres con estas características es del 51 por ciento, y las sustancias más consumidas son la cocaína y la heroína, frente al 45 por ciento de mujeres, grupo en el que las drogas más frecuentes son la cocaína y el alcohol.
Estos dos grupos comparten algunas similitudes como un rango de edad de entre 34 y 41 años, en situación de desempleo y con estudios primarios, si bien existen otras diferencias en su entorno, según datos recopilados por 119 entidades sobre 39.451 personas con adicciones con y sin sustancia.
"Lo más habitual es que (la mujer) tenga hijos o hijas y que presente algún tipo de problema de salud mental, y reside en una vivienda que es propiedad suya o bien propiedad de familiar con quien ha vivido", ha explicado Porras en una rueda de prensa.
Por su parte, el perfil habitual del hombre es de una persona que vive en una propiedad del familiar con quien conviven, y presentan tanto problemas de salud físicos como mentales, sin descendencia.
"Se confirma una vez más que los hombres tienen un consumo de drogas que podríamos definirlas como (...) unas drogas más duras", ha añadido la secretaria general de UNAD.
Porras también ha destacado que se habla de "sustancia inicial" debido a que no se suele consumir tan solo una droga, aunque hay casos en los que sí se trata de una única, y el hecho de que estas sustancias "más duras" sean más comunes en hombres no quiere decir que estos no consuman alcohol.
De hecho, se trata de la primera sustancia en consumo secundario tanto en hombres como en mujeres con dependencia a la heroína o la cocaína, apareciendo en un 28 por ciento de mujeres, generalmente como primera sustancia, y en un 19 por ciento de hombres, normalmente como tercera.
Algo parecido ocurre con los ansiolíticos y los somníferos, que ocupan el 7 por ciento en el consumo de mujeres y tan solo un 3 por ciento en el de hombres. A estas sustancias se suma el consumo de cannabis, cuya incidencia es del 17 por ciento en mujeres, grupo en el que ha experimentado una creciente incidencia, y un 14 por ciento en hombres.
ADICCIONES SIN SUSTANCIA
Respecto a las adicciones sin sustancia, como puede ser el juego, los hombres y mujeres tan solo comparten el perfil de edad, situado entre los 26 y los 33 años, siendo un 20 por ciento de las mujeres atendidas menores de edad, frente al 18 por ciento de los hombres con menos de 18 años.
"Entre las mujeres, la principal adicción es el bingo, seguida de las tragaperras, mientras que en el aspecto online son los videojuegos (...) y en el caso del hombre, las tragaperras superan a las máquinas de apuestas deportivas como principal adicción sin sustancia, al tiempo que las apuestas deportivas online son la principal adicción de manera virtual", ha agregado Porras.
Además, las mujeres suelen presentar un perfil de persona que se encuentra estudiando, mientras que el del hombre es de alguien que están trabajando; en ambos casos, las sustancias más asociadas a este tipo de prácticas son el alcohol y el cannabis.
DIFERENCIAS EXPLICADAS A TRAVÉS DE LA BRECHA DE GÉNERO
La vicepresidenta de UNAD, Elisabeth Ortega Suárez, ha expresado que estas diferencias se explican a través de la brecha de género, pues considera que las mujeres sufren una "doble vulnerabilidad" por el hecho de ser mujeres y consumir, unos "estigmas sociales" que dificultan "su acceso a tratamientos adecuados".
"En comparación con los hombres, las mujeres tienen unas especificidades que limitan la petición de ayuda. Aquí hacemos referencia, por un lado, a la presión y la penalización social, el miedo a ser juzgados, la culpa por no cumplir los mandatos de género, y sobre todo las consecuencias emocionales derivadas de todo esto", ha manifestado Suárez, pues tan solo el 21 por ciento de las atendidas son mujeres.
Suárez ha afirmado que la cuestión de la maternidad también hace que la mujer se llene de "culpa" y de "prejuicios sociales", ya que a menudo son "condenadas" por ser malas madres e incluso se les atribuyen etiquetas relacionadas con la sexualidad, la credibilidad o la desconfianza, lo que les supone una "gran carga emocional".
De igual forma, ha destacado que el 80 por ciento de las mujeres atendidas aseguran haber sido víctimas de violencia en algún momento de su vida, ya sea de género, sexual o físico, cuyas secuelas físicas o emocionales les dificulta "aún más" el acceso al empleo.
"Tenemos que tener en cuenta que las mujeres con adicciones suelen tener más baja estima y autoconfianza, lo que afecta su capacidad para buscar y mantener un empleo, lo que es esencial para la recuperación y la integración social", ha agregado.
DEMANDAS PARA ABORDAR ESTA PROBLEMÁTICA
Es por ello por lo que ha reivindicado la necesidad de abordar la cuestión de las adicciones y el acceso a los tratamientos desde una perspectiva de género, de forma que se visibilice "la realidad de las mujeres que además de adicción son víctimas de violencia de género".
El presidente de UNAD, Luciano Poyato, ha defendido un aumento de las cuantías presupuestarias de la Consejería Nacional de Drogas de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales.
"Lo que demandamos en el caso de que haya presupuestos del Estado, que hemos enviado todos los grupos representativos a la Secretaría, es que debe de haber un aumento en lo que son las cuantías presupuestarias de la Consejería Nacional de Drogas (...) porque la mayoría de estos recursos son destinados a las comunidades autónomas y pueden ser un complemento con las políticas de financiación que tengamos", ha afirmado.
Poyato también ha reivindicado algunas demandas de la organización como el Anteproyecto de ley para la prevención del consumo y los efectos del alcohol en menores, el Anteproyecto de ley para proteger a menores en entornos digitales y La Ley de Seguridad Ciudadana.