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10 sept. 2024 13:57H
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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

La metabolómica, el estudio de los metabolitos presentes en las células y los tejidos, podría ser clave a la hora de diagnosticar algunos de los problemas de salud derivados de los trastornos de conducta alimentaria (TCA) en niños y adolescentes, si se confirman los resultados preliminares de un estudio liderado por el Hospital HM Nens y realizado en diversos centros pediátricos de Cataluña.

La investigación, centrada en pacientes con bajo peso y sospecha de anorexia, establece que más del 75 por ciento de los nutrientes indispensables para el correcto funcionamiento de las células presentan un nivel inferior de entre el 25 y 50 por ciento, lo que dificulta la obtención de energía y favorece la cronificación de la enfermedad a través de su impacto en la síntesis de neurotransmisores.

Los metabolitos son las moléculas pequeñas que se producen cuando el organismo descompone los alimentos, medicamentos, sustancias químicas, etc., por lo que las pruebas de metabolómica se erigen como indispensables para analizar el estado del metabolismo celular en este tipo de pacientes favoreciendo nuevas formas de diagnóstico y tratamiento de enfermedades.

En este sentido, el cardiólogo de HM Nens e impulsor del estudio, el doctor José Manuel Siurana, explica que "la analítica convencional tiene un valor limitado en los trastornos alimentarios en pediatría". "En los pacientes con obesidad, por ejemplo, sí permite detectar parámetros como la insulina, el HDL o los triglicéridos que aumentan el riesgo cardiovascular, pero en pacientes con bajo peso, es difícil hacer estimaciones en cuanto al efecto cardiovascular o el metabolismo celular. En cambio, las pruebas de metabolómica muestran mejor el estado de salud cardiovascular del grupo de riesgo y son fundamentales para analizar el estado de su metabolismo celular", detalla.

Así, según revelan los resultados preliminares del estudio realizado en menores de 10 a 17 años con bajo peso y riesgo de anorexia nerviosa, el déficit nutricional puede conllevar una ralentización general del metabolismo celular, perjudicando las funciones de los órganos y tejidos y aumentando el riesgo de padecer eventos cardiológicos potencialmente mortales como las arritmias.

Esta deficiencia nutricional queda constatada por el hecho de que nutrientes como los triglicéridos, aminoácidos o la glucosa, básicos para el buen funcionamiento celular, se encuentran en un nivel de entre el 25 y 50 por ciento inferior respecto al que presentan los jóvenes sanos, lo que dificulta la obtención de energía y facilita la cronificación de la enfermedad a través de su impacto en la síntesis de neurotransmisores.

El doctor Siurana indica que "los resultados preliminares nos muestran que el bajo nivel de glutamato en sangre, un aminoácido natural no esencial que también constituye uno de los neurotransmisores más abundantes en el cerebro, podría del mismo modo encontrarse disminuido a nivel cerebral, favoreciendo la aparición de cuadros depresivos u otras problemáticas de salud mental y con ellas, la cronificación de las consecuencias del Trastorno de Conducta Alimentaria".

El glutamato es una sustancia presente en casi todos los alimentos, especialmente en aquellos ricos en proteínas como los productos lácteos, la carne, el pescado y numerosas hortalizas y desempeña un rol esencial en el funcionamiento del organismo.

Los resultados iniciales de esta investigación en la que también participan el Hospital Vall d'Hebron; el Hospital Universitari Sant Joan de Reus; ITA, especialistas en salud mental; Biosfer Testlab, la Universitat Rovira i Virgili i el Institut Pere Mata, han sido publicados recientemente en la Revista Española de Endocrinología Pediátrica, después de haberse dado a conocer en la Societat Catalana de Pediatria y la I Jornada de Nutrición para Residentes de Pediatría organizada por el Hospital HM Nens.

El estudio 'Evaluación del estado metabolómico-nutricional y riesgo cardiovascular en adolescentes con anorexia nerviosa y bajo peso corporal' se inició el pasado año y está previsto que culmine en 2025.

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