MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha publicado recientemente en la revista científica 'JNNP' una extensa revisión en la que afirma que el ejercicio físico debería ser un factor importante en el tratamiento de los pacientes de Parkinson.
"Basándonos en las pruebas actuales, proponemos un cambio de paradigma: El ejercicio debería prescribirse como medicina para las personas con Parkinson en fase inicial junto con el tratamiento médico convencional", ha afirmado el profesor asociado Martin Langeskov Christensen, del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus y del Departamento de Neurología del Hospital Regional de Viborg.
Es uno de los investigadores del artículo, que recoge y resume los estudios más importantes que relacionan el ejercicio y la enfermedad de Parkinson. La conclusión es que el ejercicio puede ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad, retrasar potencialmente su progresión y ser un tratamiento eficaz para varios de los síntomas más pronunciados.
PUEDE AYUDAR A RECUPERAR LA CALIDAD DE VIDA
El ejercicio es ya una piedra angular de la rehabilitación de los pacientes de Parkinson, pero los investigadores de la Universidad de Aarhus subrayan que el ejercicio podría tener beneficios aún más fundamentales que podrían cambiar la práctica clínica.
"En términos de prevención, el ejercicio es un factor muy potente", ha afirmado Martin Langeskov Christensen. "Hay pruebas sólidas de que la actividad física de intensidad moderada a alta reduce significativamente el riesgo de desarrollar Parkinson. Los estudios existentes demuestran que los niveles elevados de actividad física reducen el riesgo hasta en un 25 por ciento", ha explicado.
Las pruebas también sugieren que una serie de síntomas, para los que normalmente no existe tratamiento farmacológico, también pueden tratarse con ejercicio.
"Por ejemplo, muchas personas con enfermedad de Parkinson tienen dificultades para caminar, y el ejercicio puede reducirlas considerablemente. Esto puede mejorar mucho la calidad de vida del paciente. Si le cuesta levantarse de la silla, quizá deba centrarse en ejercicios de fuerza o equilibrio. Si tiene riesgo de hipertensión, haga ejercicios cardiovasculares. Es importante tener un plan de ejercicios a medida, porque no podemos esperar que la persona sepa qué ejercicios mejorarán sus síntomas", ha afirmado Langeskov Christensen.
Por ello, el investigador cree que los pacientes con enfermedad de Parkinson deberían recibir programas de ejercicio personalizados, que incluyan seguimientos periódicos, junto con su medicación farmacológica.
"El escenario soñado sería que a los pacientes se les prescribiera un régimen de ejercicio y que fisioterapeutas, fisiólogos del ejercicio, neurólogos y otras profesiones relevantes les hicieran un seguimiento continuo. Como mínimo, necesitamos mejores directrices que reconozcan la importancia del ejercicio para el grupo de pacientes y que proporcionen instrucciones de ejercicio actualizadas. Los fundamentos y las pruebas están ahí, así que, en ese sentido, el camino está despejado", afirma el investigador.
MENOS NECESIDAD DE MEDICACIÓN
Asimismo, las pruebas que sugieren que el ejercicio puede ralentizar la progresión de la enfermedad son menos sólidas, aunque muy plausibles.
"La investigación sobre el Parkinson carece del biomarcador sensible crucial para predecir la progresión de la enfermedad en todos los pacientes. Sin embargo, se han realizado estudios convincentes sobre el ejercicio en animales infligidos con una enfermedad similar al Parkinson. Pero no siempre se pueden equiparar los efectos observados en animales con los humanos", ha explicado Martin Langeskov Christensen.
"No estamos tratando de promocionar un medicamento milagroso: no se puede eliminar el Parkinson con ejercicios. Pero los estudios demuestran que la cantidad de medicación puede estabilizarse con el ejercicio, e incluso reducirse aumentando los niveles de actividad. Otros estudios muestran mejoras en la batería de pruebas clínicas MDS-UPDRS, que es actualmente el mejor marcador que tenemos para la progresión de la enfermedad", ha concretado.
En cuanto al tipo de ejercicio recomendado, el investigador ha apuntado que se debe practicar el ejercicio que más guste al paciente. "Los bajos niveles de dopamina ya suponen un obstáculo, por lo que incluso encontrar la motivación puede resultar difícil. Los pacientes que tienen dificultades para realizar ejercicios de alta intensidad debido a complicaciones derivadas del Parkinson pueden conseguir resultados positivos realizando actividades de baja intensidad en casa, como jardinería o paseos diarios con el perro", ha finalizado.