MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
Investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular han observado, en un estudio publicado recientemente en la revista 'PNAS', que un péptido de la piel del sapo australiano, llamado uperin 3.5, puede ser un arma mortal contra las bacterias.
En concreto, han descubierto que el péptido se autoensambla en una estructura fibrosa única, la cual, a través de un sofisticado mecanismo de adaptación estructural, puede cambiar su forma en presencia de bacterias con el fin de proteger al sapo de infecciones.
Las fibrillas antibacterianas de la piel del sapo tienen una estructura que recuerda a las fibrillas amiloides, que son un sello distintivo de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. Aunque las fibrillas amiloides se han considerado patógenas durante décadas, recientemente se ha descubierto que algunas pueden beneficiar a los organismos que las producen, desde humanos hasta microbios.
Los hallazgos sugieren que el péptido antibacteriano secretado en la piel del sapo se autoensambla en una configuración "inactiva" en forma de fibrillas de amiloide altamente estables, que los científicos describen como una conformación cruzada-beta. Estas fibrillas sirven como depósito de moléculas atacantes potenciales que se pueden activar cuando hay bacterias presentes.
Una vez que el péptido encuentra la membrana bacteriana cambia su configuración molecular a una forma cruzada-beta menos compacta y se transforma en un arma mortal. Los investigadores esperan que su descubrimiento conduzca a aplicaciones médicas y tecnológicas, por ejemplo, al desarrollo de péptidos antimicrobianos sintéticos que se activarían solo en presencia de bacterias. Los péptidos sintéticos de este tipo también podrían servir como recubrimiento estable para dispositivos médicos, implantes o, incluso, en equipos industriales que requieran condiciones estériles.