MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Científicos del Laboratorio de Neurobiología Celular y Molecular del Instituto Neurológico Nacional Fondazione Mondino (Italia) han recogido las evidencias científicas más recientes sobre las diferencias relacionadas con el sexo en la enfermedad de Parkinson. En esta revisión, publicada en la revista 'Journal of Parkinson's Disease', explican las diferentes características clínicas, factores de riesgo, respuestas a tratamientos y mecanismos subyacentes a la patofisiología de esta enfermedad.
El Parkinson es un trastorno de progresión lento que afecta el movimiento, el control muscular y el equilibrio. Es el segundo trastorno neurodegenerativo más común relacionado con la edad, que afecta a alrededor del 3 por ciento de la población a los 65 años y hasta el 5 por ciento de las personas mayores de 85 años. El riesgo de desarrollar esta patología es dos veces mayor en los hombres que en las mujeres, pero las mujeres experimentan una progresión más rápida de la enfermedad y una tasa de supervivencia más baja.
"Cada vez es más evidente que el Parkinson difiere en mujeres y hombres. Investigaciones recientes sugieren que el sexo biológico también impacta en los factores de riesgo de la enfermedad y, potencialmente, en los mecanismos moleculares involucrados en la patogénesis de la enfermedad", explica el autor principal del estudio, Fabio Blandini.
Esta revisión examina meticulosamente los conocimientos más recientes sobre las diferencias entre mujeres y hombres con Parkinson, incluidos los síntomas motores y no motores, la calidad de vida, los factores de riesgo genéticos y ambientales, la terapia farmacológica de los síntomas motores y no motores, los procedimientos quirúrgicos o el impacto del sexo biológico en la fisiopatología.
Investigaciones recientes han demostrado que las mujeres y los hombres tienen síntomas motores y no motores distintivos a medida que progresa su enfermedad. Los síntomas motores aparecen más tarde en las mujeres: el temblor es un primer síntoma común asociado con caídas recurrentes y síndromes de dolor más severos con características específicas como una menor rigidez, una mayor propensión a desarrollar inestabilidad postural y un riesgo elevado de complicaciones motoras relacionadas con la levodopa.
Por el contrario, los pacientes masculinos con Parkinson muestran problemas posturales más graves y tienen peores capacidades cognitivas generales: la congelación de la marcha, la complicación motora más discapacitante de la enfermedad, se desarrolla más tarde en los hombres; sin embargo, los hombres tienen un mayor riesgo de desarrollar camptocormia (flexión anormal y severa del tronco al estar de pie o al caminar).
Al respecto, un ensayo clínico en curso está evaluando la prevalencia del Parkinson y el impacto biológico del sexo en otras anomalías posturales, como el síndrome de Pisa (una flexión lateral reversible del tronco con tendencia a inclinarse hacia un lado), antecolisis (distonía del cuello que provoca una flexión hacia delante excesiva), escoliosis (una curvatura lateral de la columna vertebral) y deformidades relacionadas con las manos o los dedos de los pies.
Los síntomas no motores han sido objeto de un estudio de más de 950 pacientes con Parkinson, en el que se llegó a la conclusión de que síntomas como la fatiga, la depresión, las piernas inquietas, el estreñimiento, el dolor, la pérdida del gusto o del olfato, el cambio de peso y la sudoración excesiva son más frecuentes y graves en las mujeres.
Otros estudios han demostrado que los pacientes de Parkinson de sexo masculino tienen peores capacidades cognitivas generales y que el sexo masculino es el principal factor de predicción del deterioro cognitivo leve y su progresión más rápida en la fase grave de la enfermedad. Un diagnóstico de Parkinson con demencia tiene un mayor impacto en la esperanza de vida de las mujeres que de los hombres; además, las mujeres muestran síntomas distintivos, así como diferencias en la respuesta a las terapias farmacológicas y a la estimulación cerebral profunda, y en su evaluación personal de la calidad de vida en comparación con los hombres.
Los autores observan que las características clínicas distintivas, así como la contribución de los diferentes factores de riesgo, apoyan la idea de que el desarrollo del Parkinson podría implicar mecanismos patogenéticos distintos (o el mismo mecanismo, pero de forma diferente) en mujeres y hombres. En este sentido, destacan la importancia de los estrógenos, que juegan un papel importante en las diferencias de sexo, proporcionando protección contra la enfermedad, como lo demuestra la incidencia similar de la enfermedad en hombres y mujeres posmenopáusicas.
"Las hormonas sexuales actúan en todo el cerebro de hombres y mujeres, y las diferencias de sexo se destacan ahora en regiones cerebrales y funciones que antes no se consideraban sujetas a tales diferencias, abriendo el camino a una mejor comprensión de las conductas y funciones relacionadas con el sexo", añade otra de las investigadoras, Silvia Cerri.