Últimas Noticias Sanidad



12 ago. 2020 15:40H
SE LEE EN 4 minutos

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Las mujeres tienen al menos el doble de probabilidades que los hombres de sufrir fracturas por estrés, una lesión que afecta a alrededor del 20 por ciento de los corredores. Sin embargo, todavía falta información sobre la mejor manera de prevenir y tratar las fracturas por estrés en las mujeres. Una nueva investigación piloto de la Universidad Thomas Jefferson (Estados Unidos) ha identificado los factores fisiológicos y la falta de conocimientos sobre el bienestar como factores que contribuyen al riesgo de fractura por estrés en las mujeres que corren.

Los investigadores examinaron las diferencias fisiológicas que podrían contribuir a aumentar el riesgo de fracturas por estrés en un estudio publicado en la revista 'Sports Health' y también estudiaron la percepción de riesgo de las mujeres y los comportamientos que contribuyen a las fracturas por estrés en un estudio separado publicado en la revista 'Physical Therapy in Sport'.

Ambos estudios encuestaron al mismo grupo de 40 corredoras amateurs, de 18 a 65 años. Veinte mujeres tenían un historial de fracturas por estrés relacionadas con correr, y fueron emparejadas según la edad y las habilidades para correr con 20 mujeres sin historial de fracturas por estrés. Los dos estudios tenían como objetivo evaluar lo que contribuía al riesgo de fracturas por estrés, desde lo fisiológico, como la estructura y la densidad ósea, la masa muscular, el estado hormonal, hasta lo influenciado por la rutina de entrenamiento, como la intensidad del entrenamiento, la nutrición, el fortalecimiento insuficiente y el ignorar el dolor.

Para el estudio centrado en los factores fisiológicos, se sometieron a un exhaustivo análisis de sangre que examinó los niveles de hormonas como el estradiol y la testosterona, las vitaminas y minerales importantes para la salud de los huesos como la vitamina D y el calcio, y los marcadores óseos. También se sometieron a una absorciometría de rayos X de doble energía (DXA) para comprobar la densidad mineral ósea.

Los investigadores descubrieron que, si bien no había diferencia en los niveles de la hormona estradiol entre los dos grupos, las mujeres que tenían un historial de fracturas por estrés informaron de cambios menstruales o períodos irregulares como resultado de su entrenamiento, o durante los momentos de mayor entrenamiento.

El análisis de sangre también examinó los marcadores de formación y resorción ósea, y señaló un aumento en la renovación de los huesos en el grupo de mujeres con fracturas por estrés. También descubrieron, mediante la prueba de DXA, que las mujeres con antecedentes de fracturas por estrés tenían una densidad mineral del hueso de la cadera más baja en comparación con las mujeres sin antecedentes de fracturas por estrés, lo que indicaba una disminución de la fuerza de los huesos que podía aumentar el riesgo de lesiones.

"El DXA para la densidad ósea y los análisis de sangre para los marcadores óseos no se realizan de forma rutinaria en esta población, generalmente se reservan para las mujeres postmenopáusicas, por lo que podríamos estar pasando por alto importantes indicadores clínicos para las fracturas por estrés en estas mujeres. Aunque no está clara la relación entre los cambios menstruales y la fuerza ósea, nuestros hallazgos también indican que preguntar a las corredoras sobre cualquier irregularidad menstrual durante los tiempos de entrenamiento más duros es importante durante las pruebas de rutina", explican los autores.

Para el estudio que investiga la autopercepción de riesgo de las mujeres, se realizaron entrevistas con el objetivo de averiguar qué factores que las mujeres pensaban que estaban asociados con las fracturas por estrés o con el mantenimiento de la salud ósea mientras corrían. De estas entrevistas surgieron varios temas, específicamente, en comparación con las mujeres sin fracturas por estrés, las mujeres con antecedentes de fracturas por estrés habían aumentado su carga de entrenamiento más rápidamente.

Además, si bien sabían de la importancia de la nutrición y los ejercicios de fortalecimiento, las mujeres con antecedentes de fractura por estrés con mayor frecuencia informaron que no tenían o no se tomaban el tiempo para una dieta equilibrada y un entrenamiento cruzado adecuado para complementar su régimen de carrera.

Por último, las mujeres de este grupo informaron de que se esforzaban por superar el dolor y correr a pesar de una lesión más a menudo que las que no tenían fracturas por estrés. "En las entrevistas, parecía que estas mujeres tenían problemas para saber qué dolor era normal y qué dolor era anormal. También informaron que no siempre recibían la orientación adecuada de los proveedores de atención médica sobre cómo progresar corriendo con seguridad", apuntan.

Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.