MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Hasta 119 de los 195 países del mundo no tienen suministro de sangre suficiente para satisfacer las necesidades médicas de su población en relación a transfusiones de sangre, según el primer análisis para estimar la brecha entre la oferta y la demanda mundial de sangre, que se ha publicado en la revista 'The Lancet Haematology'.
Este trabajo estima que el suministro total de sangre a nivel mundial es de alrededor de 272 millones de unidades. Sin embargo, la demanda mundial total en 2017 fue de aproximadamente 303 millones de unidades, un déficit de alrededor de 30 millones de unidades de sangre. En los 119 países con suministro insuficiente, el déficit ascendió a más de 100 millones de unidades, lo que equivale a unas 1.849 unidades por cada 100.000 personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que por cada 1.000 personas en cualquier país, se necesitan de diez a veinte donantes para proporcionar suministros adecuados. Sin embargo, los nuevos hallazgos sugieren que se "subestima" el volumen real de sangre necesario para muchos países. Los autores proponen que los objetivos de donación deberían variar por país, según los tipos de enfermedades más prevalentes.
Para calcular la disponibilidad de sangre en todo el mundo, los investigadores utilizaron datos de una encuesta de la OMS sobre las prácticas de transfusión entre 2011 y 2013, a la que respondieron 180 de 195 países. Para estimar cómo se compara esto con las necesidades de cada país, calcularon la cantidad de sangre y hemoderivados necesarios para 20 enfermedades diferentes, basándose en datos de Estados Unidos entre 2000 y 2014.
Utilizaron el estudio Global Burden of Disease 2017 para ver cuán frecuente era cada condición en Estados Unidos y cuánta sangre se necesitaría para proporcionar una transfusión a cada paciente que la necesitara. Aplicaron estas estimaciones a la prevalencia variable de las enfermedades en 195 países, llegando a un número ideal de transfusiones en función de la carga de morbilidad nacional.
Los países de ingresos más bajos tenían una demanda relativamente baja en comparación con los países de ingresos altos, lo que "puede atribuirse a una menor carga de morbilidad por lesiones y enfermedades crónicas", achacan los autores. Sin embargo, también han calculado que estos países tenían las mayores carencias de suministro. Por lo tanto, el suministro de sangre total y de los tres componentes derivados de la misma (glóbulos rojos, plaquetas y plasma) variaba "considerablemente" de un país a otro.
En la mayoría de los países de ingresos altos, la oferta pudo satisfacer la demanda. Por ejemplo, se estimó que Dinamarca tenía el mayor suministro de los tres componentes sanguíneos, con 14.704 unidades de productos sanguíneos por cada 100.000 personas. En cambio, Sudán del Sur tuvo el suministro más bajo, con 46 unidades por cada 100.000 habitantes. Las necesidades de Sudán del Sur eran 75 veces mayores que el suministro: 3.537 unidades necesarias por cada 100.000 personas frente a 46 unidades suministradas por cada 100.000 personas.
Las causas de las transfusiones de sangre también variaron regionalmente. La demanda en los países de ingresos altos se debió principalmente a lesiones y enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, en Europa Central, casi el 30 por ciento de las transfusiones se hicieron para tratar lesiones (1.716 unidades por cada 100.000), y más del 20 por ciento para patologías cardiovasculares (1.283 por cada 100.000).
En el África subsahariana meridional y Oceanía, más del 20 por ciento de las transfusiones fueron para enfermedades respiratorias y tuberculosis (789 por cada 100.000 en el África subsahariana meridional y 858 en Oceanía). En el África subsahariana occidental, oriental y central, más del 10 por ciento de las necesidades totales se referían a deficiencias nutricionales, incluidas las de hierro (más de 300 unidades por cada 100.000 habitantes).
Para satisfacer la demanda en 2017, los 195 países tendrían que haber superado el objetivo de la OMS de 10-20 donaciones por cada 1.000 personas. Suponiendo que se puedan obtener alrededor de 1,5 unidades de componentes sanguíneos de una donación, 40 países requerían más de 30 donaciones, mientras que cuatro en Europa oriental requerían más de 40 donaciones por cada 1.000 habitantes.