MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Un estudio llevado a cabo por el Consejo General de Enfermería (CGE) estima que, en un escenario pesimista de evolución de la pandemia de COVID-19, España requeriría de entre 11.900 y 13.426 enfermeros más en las unidades de cuidados intensivos (UCI) para poder dar respuesta a una posible ocupación del cien por cien de las camas disponibles y cumplir el ratio recomendado de dos enfermeros por paciente COVID-19.
La investigación también refleja que en un panorama intermedio, con un 60 por ciento de ocupación de las camas UCI, se requerirían entre 7.600 y 9.166 enfermeros para poder atender a los pacientes. Si la pandemia evolucionara mejor de lo previsto, con una ocupación de camas de un 30 por ciento, se necesitarían entre 4.500 y 6.000, según refleja el estudio.
Por comunidades autónomas, en el peor de los escenarios, la región que más profesionales enfermeros tendría que contratar sería Cataluña, con 3.445; seguida muy de cerca por Madrid (3.337). Andalucía se sitúa en tercer lugar (1.193), mientras le siguen Comunidad Valenciana (999), Castilla y León (754), País Vasco (598), Castilla-La Mancha (540) y Galicia (515).
"La presión hospitalaria en la segunda ola es, desde luego, importante, pero no ha llegado como la vez anterior. Todavía podemos dar respuesta a las demandas que tenemos actualmente. Pero esta situación de las UCI nos preocupa mucho. Todo viene ocasionado por el déficit de profesionales, en algún momento habrá que solucionarlo", ha señalado en rueda de prensa virtual el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya.
En este sentido, ha criticado que el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 no contemple un "suficiente presupuesto" como para contratar un número de profesionales "en la medida en que se requieren". "Nos sorprende mucho que, viendo la ola anterior, no se hayan preocupado de poner los medios necesarios para paliar este déficit y esta situación tan grave que ocurrió en la anterior ola, cuando las UCI se llenaron al cien por cien y se tuvo que habilitar otros lugares, como IFEMA", ha argumentado.
Según se recoge en el documento, en la actualidad, la mayor escasez de camas de UCI se da en La Rioja, con 6,34 camas por cada 100.000 habitantes; Ceuta y Melilla, con 7,58 y, tras un salto cuantitativo, otras como Cantabria (10), País Vasco (10,05) o Castilla-La Mancha (10,07). En el otro extremo, las regiones con una buena densidad de camas UCI son Madrid (14,97), Islas Baleares (14,88) y la Comunidad Valenciana (14,16).
Los mayores aumentos en la creación de nuevas camas UCI a raíz del COVID-19 se observan en La Rioja, Murcia y el Principado de Asturias. Respecto a la tasa de ocupación actual de las camas de UCI, una franja en la zona norte que incluye a Asturias, Castilla y León, La Rioja, Aragón y Cataluña marca las regiones con más saturación en este momento. Destaca de forma preocupante la situación de la Ciudad Autónoma de Melilla, con una ocupación de UCI superior al 70 por ciento.
Al respecto, el estudio también ha calculado el número de camas UCI que habría que ampliar en caso de que la pandemia se complique. Por ejemplo, si se llega al cien por cien de ocupación, el Consejo General de Enfermería cree que serían necesarias entre 7.459 y 6.611 nuevas camas. Si se cubre el 60 por ciento, se tendrían que añadir entre 5.092 y 4.247 UCI, mientras que si la situación sigue como la actual, con un 30 por ciento de ocupación, hay que añadir entre 3.324 y 2.479.
Por CCAA, dentro del peor escenario de la pandemia, nuevamente Cataluña sería la comunidad que más camas necesitaría incorporar, con 1.914; seguida por Madrid (1.854). Andalucía habría de añadir 663, Comunidad Valenciana 555, Castilla y León 419, País Vasco 332, Castilla-La Mancha 300 y Galicia 286.
En la rueda de prensa también ha participado la presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Críticas (SEEIUC), Marta Raurell Torredá, ha explicado una propuesta para paliar el enorme déficit de enfermeras. En concreto, se han adherido al programa europeo 'C19_SPACE' cuyo objetivo es proporcionar a enfermeros no intensivistas, conocimientos fundamentales sobre el reconocimiento precoz y el manejo del paciente grave mediante un curso corto (16 horas 'on line' teóricas y 6-8 horas presenciales prácticas con casos clínicos interactivos y experiencias de realidad virtual). En el marco de este programa, ya están trabajando 185 enfermeros formadores con 1.258 enfermeros como alumnos.