MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El esternón hundido puede ser causa de alteraciones respiratorias y cardiacas, según ha puesto de manifiesto el doctor José Marcelo Galbis, responsable de la Unidad de Deformidades Congénitas de la Pared Torácica del Hospital Casa de la Salud, la primera de la sanidad privada valenciana.
Se trata de una unidad que valora y corrige, en caso de ser necesario, a través de cirugía o de un tratamiento ortopédico, la deformidad de la cavidad torácica bien porque el esternón esté hundido hacia el interior del pecho (pectus excavatum), bien porque esté salido hacia el exterior (pectus carinatum).
"En muchas ocasiones los padres llegan a la Unidad después de haber recorrido un periplo médico por distintas especialidades, sin que se les haya dado una solución. En ocasiones, incluso se han realizado operaciones de cirugía estética a ciertas adolescentes buscando 'esconder' esa deformidad, que lo que requiere es una valoración y tratamiento a nivel de la pared torácica", ha explicado Galbis.
En concreto, este tipo de deformidad en la pared torácica puede provocar presión sobre los órganos vitales del tórax, el corazón y los pulmones, lo que puede limitar la capacidad de crecimiento del paciente y provocar problemas respiratorios como cansancio, dolor de pecho, frecuencia cardiaca rápida o palpitaciones, infecciones respiratorias frecuentes, tos, resuello u opresión de pecho y problemas al hacer ejercicio o mucha actividad física.
"Esta afección empeora conforme el niño va creciendo, y afecta más a los niños que a las niñas. Un pectus excavatum leve no requerirá tratamiento alguno si no afecta al funcionamiento de los pulmones ni el corazón. Pero, cuando la afección es claramente visible o causa problemas de salud, la autoimagen de la persona se puede ver negativamente afectada y en estos casos, la valoración y posible corrección puede mejorar el bienestar físico y emocional del niño", ha apostillado el cirujano.
AFECCIONES ASOCIADAS
Por otra parte, prosigue, cuando el esternón se proyecta hacia delante normalmente los niños pueden asociar otros síndromes o patologías, como el síndrome de Marfan, un trastorno genético que afecta al tejido conjuntivo; el síndrome de Poland, una anomalía congénita muy poco frecuente caracterizada por el subdesarrollo de los músculos de un lado del cuerpo, especialmente perceptible en los principales músculos del pecho o escoliosis, un trastorno en que la curvatura de la columna vertebral es incorrecta.
Los tratamientos para corregir este problema pueden ser ortopédicos o quirúrgicos dependiendo de la valoración que haga el cirujano en cada caso. Pero sea cual sea el tratamiento indicado, ambos problemas se solucionan y permiten al paciente, una vez corregida la deformidad, llevar una vida completamente normal.
En cuanto al 'pectus carinatum', los niños que lo padecen pueden presentar otra patología asociada, como el síndrome de Down, el síndrome de Edwards, un trastorno genético causado por la presencia de un cromosoma 21 entero de más o bien de una parte adicional de este cromosoma; el síndrome de Marfan; homocistinuria, un trastorno que se asocia a un problema en un aminoácido que usa el cuerpo para fabricar una proteína y construir tejidos; el síndrome de Morquio, una anomalía en el crecimiento, el desarrollo y la forma o la integridad de los huesos y del cartílago; osteogénesis imperfecta, también conocida como 'enfermedad de los huesos de cristal', una afección donde los huesos son excesivamente frágiles.
"Los niños cuyos huesos aún están en proceso de crecimiento pueden tener que llevar un corsé ortopédico torácico. Del mismo modo que los aparatos de ortodoncia realinean los dientes, un corsé ortopédico o una barra de acero o un dispositivo de sujeción, adaptada al tórax, empujará o desplazará el esternón hacia una posición normal. Los niños necesitan llevar puesto el corsé o la barra durante un tiempo variable", ha zanjado Galbis.