MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Un nuevo estudio de la Universidad de Toronto (Canadá) ha investigado cómo el cáncer adapta su metabolismo para superar potencialmente las terapias aún en desarrollo. Saber lo que el cáncer hará después podría disminuir la probabilidad de que se vuelva resistente al tratamiento.
"Varios ensayos clínicos han fracasado porque el metabolismo es un proceso de adaptación mediante el cual las células cancerosas adquieren resistencia a los medicamentos. Si sabes cómo las células son capaces de adaptarse a las perturbaciones, tal vez podamos dirigirnos a ellas más específicamente para evitar que se desarrolle resistencia", explica Michael Aregger, uno de los autores del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Nature Metabolism'.
Cuando las células cancerosas son incapaces de producir sus propios lípidos, los engullen de su entorno para asegurar un suministro constante de estos bloques de construcción esenciales, según el estudio. Los lípidos también sirven como combustible y señales químicas para la comunicación entre las células, entre otras funciones.
El cambio en el metabolismo podría ser una mala noticia para los fármacos que buscan atacar el cáncer reduciendo sus reservas de lípidos. En particular, los que inhiben una enzima llamada FASN, para la sintasa de ácidos grasos, involucrada en un paso temprano de la síntesis de lípidos, están siendo exploradas en ensayos con pacientes. Los ácidos grasos son precursores de moléculas lipídicas más grandes y su producción aumenta en muchos cánceres gracias a los elevados niveles de FASN, que también se asocian con un mal pronóstico para los pacientes.
El estudio sugiere que la eficacia de los inhibidores del FASN podría ser de corta duración debido a la capacidad del cáncer de encontrar otra forma de obtener lípidos. "Debido a que el FASN está regulado al alza en muchos cánceres, la síntesis de ácidos grasos es una de las vías metabólicas más prometedoras a las que dirigirse. Dado que sabemos que hay mucha plasticidad en los procesos metabólicos, queríamos identificar y predecir las formas en que las células cancerosas pueden potencialmente superar la inhibición de la síntesis de lípidos", detalla otro de los autores, Keith Lawson.
Para bloquear la síntesis de los ácidos grasos, los investigadores emplearon una línea de células humanas de la que se extrajo el gen codificador del FASN. Usando la herramienta de edición de genoma CRISPR, eliminaron de estas células todos los aproximadamente 18.000 genes humanos, uno por uno, para encontrar aquellos que pueden compensar el cese de la producción de lípidos. Estas relaciones funcionales también se conocen como "interacciones genéticas".
El análisis de los datos reveló cientos de genes que se convierten en esenciales cuando las células se quedan sin grasa. Sus productos proteínicos se agruparon en vías metabólicas bien conocidas a través de las cuales las células aspiran el colesterol y otros lípidos de su entorno.
El gen que lo codificaba solo se conocía como C12orf49, llamado así por su ubicación en el cromosoma 12. Los investigadores rebautizaron el gen LUR1, por regulador de la captación de lípidos 1, y mostraron que ayuda a activar un conjunto de genes directamente involucrados en la importación de lípidos.
"Fue una gran sorpresa para nosotros que pudimos identificar un nuevo componente del proceso del que creíamos saberlo todo. Realmente pone de relieve el poder de nuestro enfoque de interacción genética global que nos permitió identificar un nuevo actor en la captación de lípidos de una manera completamente imparcial", explican los autores.
Inhibir el LUR1, u otros componentes de importación de lípidos, junto con el FASN podría conducir a tratamientos más eficaces contra el cáncer. Se cree que estas terapias combinadas son menos susceptibles de desarrollar resistencia a los medicamentos porque las células tendrían que superar simultáneamente dos obstáculos -la producción y la importación de lípidos bloqueados- que tienen una menor probabilidad de producirse.