MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Dos pacientes de avanzada edad con COVID-19, una mujer y un hombre de 59 y 66 años, han sido dados de alta hospitalaria en apenas 6 y 8 días dentro de un ensayo clínico de la Unidad CRIS de Investigación y Terapias Avanzadas de La Paz para adaptar a pacientes con COVID-19 una terapia celular que se emplea en pacientes oncológicos infantiles.
Ambos presentaban los síntomas típicos del COVID-19 como neumonía bilateral y necesidades de oxígeno, y han evolucionado de forma favorable y rápida. A pesar de que el ensayo no está diseñado en esta primera fase para responder a la eficacia, este planteamiento alberga esperanzas una vez más basadas en la inmunoterapia.
"Es un ensayo que ya está en marcha, se ha infundido a dos personas adultas y ambas se han recuperado pronto, a los seis y ocho días ya estaban en casa sin necesidad de oxígeno con una recuperación muy llamativa y temprana. Aún es pronto para hablar de eficacia, pero sí se puede hablar de tolerancia adecuada. Para el efecto terapéutico aún debemos esperar a finalizar al menos la fase II del ensayo. Por eso, necesitamos ayuda económica para poder acelerar y finalizar este ensayo y que se beneficien el máximo número de pacientes y salvar vidas. Sabemos que la vacuna va a tardar y tendrá sus limitaciones y a día de hoy, no hay tratamientos eficaces y que este tipo de acercamiento de inmunoterapia celular que es útil y funciona en niños con trasplante de médula se pueda trasladar a pacientes con COVID-19", comenta el jefe de Hematoncológica Pediátrica de La Paz y director de la Unidad CRIS de Investigación y Terapias Avanzadas del hospital, Antonio Pérez Martínez.
Este ensayo clínico en Fase I, que busca una financiación global de 500.000 euros, propone extraer un tipo especial de linfocitos T (células del sistema inmunitario especializadas en destruir células infectadas y tumorales) de pacientes recuperados de COVID-19 e infundirlos en nuevos pacientes infectados, que se recuperarán mucho más rápido y con los mínimos efectos secundarios.
"Lo que se persigue es trasladar una terapia que aplicamos en los trasplantes de cáncer infantil, aplicarlo al COVID-19. Se nos ocurrió porque hemos encontrado que los linfocitos T que hacen memoria frente al Covid podrían actuar de la misma manera que los linfocitos T con memoria en otras infecciones en el contexto del trasplante. Tenemos experiencia previa en otros contextos infecciosos de su seguridad y eficacia, y ahora queremos verlo en el COVID-19. Más cuando aún no hay un tratamiento eficaz y no hay vacuna. Se trata de una inmunoterapia adoptiva pasiva", detalla Pérez-Martínez.
Es decir, los pacientes recuperados se convierten en 'medicamentos humanos andantes' para los nuevos diagnosticados y cuantos más donantes haya de linfocitos T, más rango poblacional se puede cubrir con la creación de esta 'Linfoteca' ya que además hay que tener en cuenta, entre otros aspectos, la compatibilidad entre donante y receptor.
Dolores, madrileña de 59 años, ha sido la primera paciente de este ensayo clínico. "Los médicos me explicaron esta terapia de cáncer infantil adaptada para curar a pacientes de COVID-19 y no dudé ni un segundo. No me daba miedo porque confiaba en los médicos. A los 2 o 3 días ya me encontraba mejor y me mandaron a casa enseguida sin oxígeno ni nada", explica.
El primer donante de este ensayo es un enfermero de quirófano de La Paz con más de 20 años de experiencia de servicio hospitalario. Jaime Fernández Sánchez, de 40 años, sufrió el COVID-19 en marzo. Tras "una montaña rusa de dolores, gastroenteritis y fuertes migrañas", se reincorporó al hospital, se apuntó como voluntario a otro ensayo de plasma hiperinmune el 22 de abril y conoció el ensayo liderado por Antonio Pérez en su propio centro.
"Me explicó cómo iban a adaptar esta terapia celular que aplican en oncología infantil contra el COVID-19. Me dijeron que era un donante ideal por los antígenos HLA y respondí que contaran conmigo para lo que hiciera falta. Estaba encantado con poder ayudar. Además, de mi extracción, que duró unas cuatro horas, me dijeron que se pueden beneficiar hasta 30 pacientes. La investigación es fundamental y poder ayudar es muy gratificante. Cuando lo compartí con mis compañeros de quirófano, todos me dijeron que se querían apuntar. Ojalá ayude a concienciar y a salvar vidas", concluye.