José Luis Gómez.
La resistencia a antibióticos es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los sistemas sanitarios. El español, el primero: un
informe de la OCDE reveló que nuestro país presentaba las mayores tasas de resistencia antimicrobiana, con un 50 por ciento de los casos. Redacción Médica ha hablado sobre el tema con José Luis Gómez, presidente de la Fundación Tecnología y Salud, que pide un compromiso de todas las Administraciones para combatir esta lacra. Es posible hacerlo potenciando el diagnóstico a través de tests que revelen la idoneidad de la prescripción antibiótica, pero se necesita una apuesta decidida por ellos.
¿Qué pueden hacer los médicos para reducir el impacto de la resistencia a antibióticos?
El papel de los médicos es fundamental. No deberían prescribirse antibióticos a los pacientes si no se dispone de una confirmación diagnóstica de la existencia de una infección bacteriana, a no ser que sea necesario desde un punto de vista de profilaxis.
Ya existen tests rápidos que permiten a los profesionales sanitarios, en Atención Primaria y en los centros de agudos, disponer de un diagnóstico rápido, y tomar las decisiones correctas desde el punto de vista de prescripción antibiótica. Este hecho es muy relevante en el área de infecciones por streptococo A, donde según los estudios realizados se prescriben muchos antibióticos en pacientes no infectados.
El gran problema es que
los tests rápidos son más caros que el tratamiento antibiótico, y además conllevan dedicación de los profesionales sanitarios. Si no hay un compromiso por parte de las administraciones sanitarias en financiar dichos tests y en exigir un resultado diagnóstico previo a cualquier prescripción antibiótica, será imposible luchar de forma eficaz contra el gran problema de las resistencias antibióticas.
¿Es necesario un plan de choque/estrategia por parte de las Administraciones para ponerle freno? ¿La iniciativa debe partir de las comunidades, debe ser el ministerio quien lo lidere o debe haber una imposición por parte de la Unión Europea?
La Unión Europea no puede imponer ninguna medida en materia sanitaria a los Estados Miembros. Sí puede, sin embargo, liderar recomendaciones, concienciación y planes de acción en los mismos.
La Comisión Europea ya lleva años trabajando en esta área. De hecho lanzó un plan de acción 2011-2016 con siete grandes medidas: asegurar que los antibióticos se usaban de forma apropiada en humanos y animales; prevenir infecciones microbianas y su diseminación; desarollar nuevos antibióticos o tratamientos alternativos; cooperación con socios internacionales; mejorar la monitorización y seguimiento de las resistencias en humanos y animales; promover la investigación y desarrollo; y mejorar la comunicación, educación y formación.
En 2017 la Comisión lanzará su segundo plan de acción cuyo principal objetivo es ayudar a desarrollar y/o consolidar los planes de lucha contra la resistencia antibiótica de los Estados Miembros, así como desarrollar nuevos indicadores e instrumentos para monitorizar las resistencias .
En España debe partir del Ministerio de Sanidad, con la colaboración de las comunidades autónomas y de las sociedades científicas. De hecho, el Ministerio de Sanidad ya ha lanzado el proyecto denominado Plan de Resistencia Antibiótica (PRAN) liderado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, y con la colaboración de las sociedades científicas. El PRAN incluye una serie de protocolos en materia de prevención de infecciones, así como del uso de tests rápidos.
Ahora es muy importante que todas las Comunidades Autónomas se adhieran a dicho plan y se implemente en todos los centros sanitarios.
¿Por qué no es una preocupación de primer nivel para la política sanitaria autonómica o nacional? ¿En España el consumo inadecuado de antibióticos es superior al de los países de nuestro entorno? ¿Son necesarias campañas de concienciación más potentes para que la gente le tenga más respeto a este asunto?
Según los últimos datos de prescripción antibiótica,
España está muy por encima de la media de la OCDE, junto con países como Italia y Francia. Se trata por tanto de un problema muy importante para nuestro país. El Ministerio de Sanidad ha reaccionado de forma rápida a este problema poniendo en marcha el PRAN. Ahora es fundamental que todas las comunidades autónomas se adhieran al mismo y que este proyecto se implemente a todos los niveles del sistema sanitario de una forma seria y rigurosa. Las campañas de concienciación, tanto para profesionales sanitarios como para la población en general, son muy importantes. Debería ser un pilar de la estrategia del PRAN.
¿Las monodosis o prescribir/dispensar las dosis exactas es un método eficaz para reducir este fenómeno?
El consumo innecesario o inadecuado de antibióticos tiene muchas causas. Una es la prescripción innecesaria de antibióticos por los profesionales sanitarios. Como ya se ha mencionado,
la utilización de tests permitiría disponer de un diagnóstico rápido y una adecuada prescripción antibiótica. Otra causa es la proliferación de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS). La utilización masiva de antibióticos para luchar contra dichas infecciones produce resistencias a los mismos. La prevención de estas infecciones es crítica para prevenir las resistencias, y es un pilar del PRAN. Otra causa es el autoconsumo de antibióticos por la población sin prescripción médica. Aquí es donde
las monodosis o la dispensación de las dosis exactas juegan un papel muy importante, porque eliminarían la existencia de antibióticos en los domicilios de la población.
Además de racionalizar su consumo, ¿ha avanzado la investigación médica en alguna tercera vía terapéutica que pueda luchar contra estas infecciones sin utilizar antibióticos?
Una de las causas de preocupación por el problema de las resistencias antibióticas es el reducido número de antibióticos que han sido lanzados al mercado o que están en desarrollo por la empresas farmacéuticas.
El desarrollo de nuevos antibióticos cada vez resulta menos rentable para las mismas. La Unión Europea ha lanzado un proyecto denominado IMI (Innovative Medicines Initiative). Es un proyecto entre la Comisión Europea y la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia) con el objetivo de desarrollar un nuevo modelo para mejorar la innovación y la investigación de nuevos fármacos.
¿Qué papel juega el sector privado y los laboratorios en la lucha contra las resistencias?
Un papel crítico. Los laboratorios farmacéuticos deben desarrollar nuevos antibióticos que permitan luchar contra las infecciones resistentes.
Los laboratorios de diagnóstico deben continuar desarrollando nuevos tests diagnósticos que sean rápidos y fiables, y permitan diferenciar virus de bacterias, así como identificar la bacteria correspondiente. Esto permitirá prescribir solamente cuando haya infección bacteriana y además prescribir el antibiótico correcto. Muchos de estos tests ya están en el mercado pero no se usan por su elevado coste. Es aquí donde la administración sanitaria juega un papel importante, asegurando los fondos necesarios para que estas tecnologías se implanten en los centros sanitarios.
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