Técnica de termoablación.
Este viernes,
Medtronic organiza en Madrid la 'IV Jornada de Actualización del Tratamiento Ablativo Oncológico Multidisciplinar', a la que asistirán cirujanos hepatobiliares, oncólogos y radiólogos procedentes de toda España y Portugal. El objetivo del evento es
mejorar la información e implementación de la técnica de termoablación de tumores, poniendo una especial atención a los casos de
cáncer hepático.
Históricamente, la falta de predictibilidad en el tamaño y forma de la ablación con que se trataban los tumores significaba no cubrir por completo el tejido, provocando recurrencias de la enfermedad. Los nuevos sistemas de termoablación han "demostrado una
eficacia en torno al 90 por ciento en lesiones por debajo de tres centímetros en cáncer hepático", señala
Santiago Méndez, especialista de la sección de
Radiología Vascular Intervencionista del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y coordinador de la reunión. A este porcentaje, similar al ofrecido en casos de metástasis, hay que sumar los buenos resultados del tratamiento obtenidos en pacientes no susceptibles del tratamiento con quimioterapia por comorbilidades.
La intervención, que se puede realizar en muchos con
sedación anestésica bajo control ecográfico y preserva de forma importante la función del órgano al ser un
tratamiento muy localizado, tiene una duración aproximada de
una hora. Lo habitual es que el paciente sea dado de alta al día siguiente y haga vida normal en tres días.
La termoablación ofrece a los profesionales tres tipos de control de energía: térmico, de campo y de longitud de onda
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En España se diagnostican 3.000 nuevos casos de cáncer de hígado cada año. Y son más de 6.000 personas las que padecen esta enfermedad en nuestro país. Se estima que
el 50 por ciento de estos pacientes son elegibles para un tratamiento mínimamente invasivo de termoablación. Sin embargo, a día de hoy se calcula que
sólo la mitad de ellos son finalmente tratados con este procedimiento.
La característica más llamativa de la termoablación de última generación es que
ofrece a los profesionales tres tipos de control de energía: térmico, de campo y de longitud de onda. Esto permite mantener zonas de ablación esféricas y precisas durante el procedimiento, dando a los clínicos una
previsión real del resultado de la misma.
En esta línea,
destaca su indicación para metástasis hepática, una patología que desarrolla el 50 por ciento de los pacientes con cáncer colorrectal, el más frecuente en España. Cuando existe metástasis hepática, los profesionales se enfrentan al problema de la refrigeración del tejido por los vasos hepáticos y a la necesidad de un mayor volumen de ablación. La precisión de esta técnica les
ofrece mayor predictibilidad, con el consecuente aumento de opciones para sus pacientes.
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