Redacción. Madrid
La hemodiafiltración on line reduce en un 30 por ciento la mortalidad de los pacientes que reciben hemodiálisis y aumenta la depuración de toxinas urémicas, según una investigación impulsada por la Sociedad Catalana de Nefrología, que ha sido publicada en el Journal of the American Society of Nephrology.
Rosa Muñoz, especialista en Nefrología del Hospital de Galdakao, ha explicado que el estudio, que ha sido presentado en el curso ‘HighVolumeHDF’, organizado por Fresenius Medical Care y celebrado durante el XXXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (Seden), es “muy importante”, ya que el riesgo de muerte por infarto cerebral o fallo cardiaco de un paciente de 40 años en diálisis es el “mismo” que el de un paciente de 80 años sano.
En este sentido, la técnica de la hemodiafiltración on line se acerca al modelo de filtración del riñón humano, permite eliminar una mayor cantidad de toxinas de la sangre que la hemodiálisis convencional y favorece un mejor estado general de los pacientes con insuficiencia renal. “Además, de mejorar la tolerancia del paciente a la hemodiálisis, la mayor capacidad de filtración y eliminación de las sustancias tóxicas permite un menor consumo de fármacos como la eritropoyetina o los asociados al control de la hipertensión arterial. En esta misma línea se está observando que con la hemodiafiltración on line se elimina mayor cantidad de microglobulina cuya acumulación al cabo de años produce en el paciente una sintomatología particular como dolor y disfunción articular”, ha insistido el supervisor de la Unidad de Nefrología del Hospital de Galdakao en Vizcaya, Manuel Mayor.
Por otra parte, durante la jornada los expertos han puesto de manifiesto la buena acogida de las nuevas técnicas por parte de los pacientes con insuficiencia renal crónica que precisan tratamiento renal sustitutivo. De hecho, Muñoz ha asegurado que los enfermos comentan al personal de enfermería y a los nefrólogos en cada sesión cómo las nuevas técnicas de hemodiálisis reducen de manera “importante” los síntomas asociados al tratamiento como mareo, nauseas, tienen menos hipotensión y les hacen la diálisis más llevadera.
“La calidad de vida del paciente renal se basa fundamentalmente en la selección de técnicas dialíticas cada vez menos invasivas, que hacen más fácil convivir con el tratamiento”, ha zanjado Mayor.