Víctor Cuadrado, jefe de Servicio en la Subdirección de Sistemas de Información del Hospital Gregorio Marañón.
El
Sistema Nacional de Salud se encuentra en una constante revolución tecnológica protagonizada, en muchos casos, por
la novedosa inteligencia artificial. Dos palabras que han sido pronunciadas a lo largo de 2024 en numerosos congresos y encuentros sanitarios y que ya forman parte del día a día de la mayoría de Servicios de los hospitales españoles.
Sin embargo, todavía queda mucho por avanzar y 2025 se presenta como un año esencial para las nuevas tecnologías. “Los efectos plenos de la IA aún están por materializarse, pero se están dando pasos firmes hacia su implementación”. Así lo ha afirmado a
Redacción Médica Víctor Cuadrado, jefe de Servicio en la Subdirección de Sistemas de Información del Hospital Gregorio Marañón, uno de los principales centros públicos del SNS.
En el hospital se han puesto en marcha diversas iniciativas relacionadas con la inteligencia artificial como la realización de
análisis automatizados de neuroimágenes para enfermedades neurodegenerativas, análisis volumétricos para cuantificar atrofias y lesiones en resonancias magnéticas (RM) o incluso análisis automatizados de
mamografías para mejorar la detección y el diagnóstico del cáncer de mama.
Detección precoz de enfermedades y gestión de datos
También se ha iniciado un
proyecto piloto de cribado de cáncer de pulmón utilizando IA para optimizar la selección de población de riesgo y reducir falsos positivos y se ha podido trabajar en la predicción de la duración de cirugías,
estancia en URPA y hospitalización. Y no solo eso, ya que, además, la IA ha perfeccionado la detección precoz de reagudizaciones o empeoramiento de enfermedades crónicas.
Aparte de todo ello, el futuro del hospital es prometedor. “Destacan varias innovaciones en curso o planificadas como la integración de algoritmos de IA para análisis automatizados de imágenes, el uso del proyecto Cassandra para optimizar los cribados de cáncer de pulmón o la generación automática de
informes radiológicos complementarios a los diagnósticos médicos en estudios convencionales”.
Aunque todo ello no sería posible si los sanitarios
no recibieran formación sobre el uso de la IA. Según Cuadrado, en el caso del Gregorio Marañón, “se trabaja siempre con los servicios médicos y con los profesionales implicados para
establecer los protocolos y procedimientos que indican cómo emplear estar herramientas”.
Aun así, todas las iniciativas mencionadas están siendo valoradas por los profesionales “para asegurar su eficacia y seguridad antes de integrarlos plenamente en la práctica clínica diaria”. Una idea que comparte
Alejandro Molina, jefe de sección de Dermatología del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, que ha señalado que “la seguridad es lo más importante de todo”.
Investigación sanitaria en inteligencia artificial
De hecho, ha afirmado que la IA no está totalmente implementada y que “no hay nada totalmente aplicado en el día a día de un médico”. Habla, por lo menos de su Servicio, en el que, por ahora,
ningún profesional ha recibido ningún tipo de información sobre cómo emplearla.
De todas formas, en el campo de
la investigación sí que se encuentran inmersos en
una serie de proyectos relacionados con la IA. En primer lugar, el equipo de Molina lidera un proyecto internacional, junto con la Universidad de Granada, que aborda
la hidradenitis supurativa. Esta iniciativa tiene como objetivo evaluar la imagen ecográfica de las lesiones de estos pacientes con la finalidad de desarrollar una aplicación que permita facilitarles conocimientos a dermatólogos y otros médicos que no estén tan relacionados con las ecografías.
“Sería como un asistente de ayuda de imágenes ecográficas”, ha explicado. Un proyecto en el que colabora “una de las radiólogas más importantes del mundo de la Dermatología en ecografía”, que es
Ximena Wortsman.
Otra investigación en la que participa Molina está relacionada con las teleconsultas. En este caso, se pretende que la IA facilite la detección de patologías con un
bot, realizando así un diagnóstico previo que permita priorizar a pacientes. Y ese que es una tecnología que marcará un antes y un después en la Medicina, pero
“todavía quedan unos años”.
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