Ignacio Conget, especialista del Hospital Clínic.
El sistema de
páncreas artificial se ha adelantado casi dos años a lo que esperaban los especialistas y actualmente está disponible en el mercado y algunas CCAA
lo están financiando de forma pública. El sistema está indicado, por el momento, para personas con diabetes tipo 1, y gracias a él pueden tener controlados sus niveles de glucosa de
forma automática.
Para conocer mejor en qué consiste este páncreas artificial,
Redacción Médica ha hablado con
Ignacio Conget, de la Unidad de Diabetes del Servicio de Endocrinología y Nutrición del
Hospital Clínic de Barcelona.
Tal como explica el especialista, el páncreas artificial "es un sistema de control automático de las cifras de glucosa", que se compone de tres elementos. En primer lugar, "un sistema que administra la hormona que 'baja' el azúcar, que es la insulina". Además "otro sistema que mide el azúcar en la sangre, que es un monitor continuo de glucosa". Por último, "y entre medias de ambos",
un algoritmo matemático, "que es el que hace los cálculos, que no tienen por qué ser demasiado complejos, y que en función de una cifra determinada de glucosa, es capaz de decidir
cuánta insulina debe administrar".
De esta forma, el paciente puede 'despreocuparse' de sus niveles de azúcar, ya que es la máquina la que está continuamente monitorizándole y manteniendo estables sus niveles. No obstante, señala Conget, el sistema que ahora mismo no está disponible no es totalmente automático,
sino que hablamos de un modelo híbrido.
El primer páncres artificial es el nodelo 670G de Medtronic
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"Esto significa que el sistema automatizado se encarga de manejar y poner bajo control las cifras de azúcar a lo largo de todo el día, exceptuando, por ejemplo, cuando el paciente va a comer", explica Conget. "Cuando esto sucede,
el paciente se lo indica al dispositivo y el dispositivo le sugiere una cantidad de insulina", para que sea el paciente el que acepte la recomendación o la "retoque". "El resto del día es el sistema automáticamente el que toma decisiones y lleva el azúcar a niveles normales", comenta el especialista.
A diferencia de los anteriores sistemas, donde quien tomaba las decisiones en función de la interpretación de los valores era el paciente, ahora es el dispositivo el que de forma autónoma la mayor parte del tiempo, ahorra esa complicación.
Implantación e investigación
Precisamente
el pasado año Conget aún pensaba que harían falta tres años para la implantación de estos sistemas, puesto que, tal como explica no le gusta "crear falsas expectativas". Sin embargo, el sistema se ha adelantado y ya se está implantando "allí donde existe financiación para bombas de insulina, financiación para sensores de glucosa y haya un equipo experto".
No obstante, "el
sistema tiene aspectos mejorables, que sobre todo tienen que ver con cómo afronta el sistema la comida y como afronta la actividad física, es decir, cómo se pueden automatizar todas las situaciones de una manera segura y eficaz.
Algoritmos
En gran parte, además, este trabajo deberá
correr a cuenta de los ingenieros, que son los que han desarrollado las 'fórmulas matemáticas' que hacen posible esta tecnología, es decir, los algoritmos. "Es algo en lo que están trabajando actualmente
tanto la industria como las universidades", explica el especialista.
En todo caso, comenta, convivimos a diario con estas fórmulas matemáticas "que podemos encontrar, por ejemplo, en la regulación del agua caliente de una ducha, en la industria del automóvil, o en la industria aeroespacial". Una vez desarrollados, estos algoritmos pueden ser "
validados por los clínicos y endocrinólogos", una de las labores que llevan a cabo en Barcelona, en colaboración con Gerona y Valencia desde hace algunos años.
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