Enrique Pita. Madrid
Siemens y la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram) celebran esta semana el V Curso de Imagen en Oncología en el que se aborda el papel de la radiología en el tratamiento del cáncer. El director de la división de Imagen y Terapia de Siemens, Alberto Martínez, ha repasado con Redacción Médica la importancia de la formación de los profesionales en las nuevas técnicas, pero también cuál puede ser el futuro de estas tecnologías.
Alberto Martínez, director de la división de Imagen
y Terapia de Siemens.
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¿Qué importancia otorga Siemens a la formación de los médicos?
Es especialmente importante. No lo restringimos a colaboraciones puntuales, sino que con Syngo Academy tenemos una infraestructura fija en la que todas las semanas tenemos alguna actividad formativa. Nuestro objetivo no es solo formar, sino convertir Syngo en un espacio en el que los líderes de opinión se reúnan y debatan sobre lo que debemos hacer en un futuro. Así, acogemos desde la formación en un equipo sencillo hasta la creación de foros en los que podamos avanzar en el desarrollo de las tecnologías.
¿Cómo articula el área de Imagen de Siemens su relación con las sociedades científicas?
La relación es muy estrecha. En este caso, es el quinto curso de Oncología que hacemos con la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram), pero previamente hemos hecho otros como por ejemplo de Cardiología. Estimamos que la formación es muy importante y no solo la formación médica, sino también en el uso de las máquinas. En inglés se habla de ‘use’ y ‘utilitation’. Es decir, el uso y el jugo que se saca al potencial que tiene una máquina.
En un estudio reciente hemos detectado que en España el aprovechamiento del potencial de las máquinas está en torno al 30 por ciento. Existe una dificultad a la hora de sacarle el máximo rendimiento a las últimas tecnologías, y parte de las cosas que hemos detectado es que esas tecnologías son complejas y necesitan prácticamente una abstracción total de la práctica diaria.
Cuando se instala una nueva maquinaria en un hospital es muy difícil que haya calma completa para aprender a usarla. Desde Siemens hemos creado Syngo Academy, donde se realizan talleres de una manera reglada y absorben el máximo posible. Así, cuando regresan al hospital, ejercen de catalizador y así garantizamos que aprovechan el mayor rendimiento de las máquinas y ofrecen mejor tratamiento a sus pacientes.
¿Es más sencillo formar en colaboración con las sociedades científicas que con los centros hospitalarios?
Sí. El mensaje que damos con la sociedad científica es mucho más estructurado y el efecto multiplicador es mayor. Nos alineamos con la Seram en temas muy importantes como pueden ser dosis, parametrización de los estudios, la reproducibilidad de los estudios, etc.
¿Qué aportan las últimas novedades de Siemens al diagnóstico por imagen?
El PET-MR sigue siendo una novedad, se sigue explorando el potencial, la protocolización es escasa. Es un campo por descubrir, sobre todo en Oncología, donde tiene un potencial enorme, aunque no sabemos exactamente hasta dónde se puede llegar. Lo cierto es que se ha roto una barrera tecnológica y ahora hay que explorarla clínicamente.
Otro tema muy importante es el diagnóstico del cáncer de próstata a través de la resonancia magnética. Hemos trabajado durante mucho tiempo para solventar las limitaciones de esta técnica en el área abdominal. Antes era necesario hacer una biopsia muy invasiva y dolorosa y ahora con pruebas cortas tenemos impactos elevados.
Han roto una barrera, pero ¿hacia dónde se dirige el futuro del diagnóstico por imagen?
Creo que hay varios caminos a explorar. El primero es reducir la dosis a algo marginal en todas aquellas modalidades donde hay radiación ionizante. Creo que las modalidades evolucionan hacia screenings selectivos, no como en el caso del cáncer de mama, que es poblacional, como en el caso del colon o del pulmón, pero para eso es necesario que la dosis de radiación sea muy baja.
Además, tenemos que lograr que las técnicas sean muy sencillas y democratizar así la tecnología. Por otra parte, creemos que tiene gran futuro la vía de facilitar, a través de la tecnología, que los equipos de médicos multidisciplinares tengan un entendimiento rápido, sencillo y accesible de esa imagen. Estamos trabajando por ejemplo en plataformas que permiten poner en común esa imagen para que sea interpretada por el equipo.
La conjunción de imagen y e-salud es fundamental para Siemens, entiendo…
Así es. Si lo comparamos con el laboratorio, y aunque evidentemente hay otras barreras, ¿el paciente es la persona o es el tubo? Entendemos que el paciente obviamente está tremendamente ligado a donde está físicamente la máquina, y el diagnóstico y el tratamiento hoy en día está muy ligado a ello también, pero ¿por qué tiene que ser así? Los centros de diagnóstico deben estar cada vez más especializados en tecnologías concretas, que sea más certero el diagnóstico, pero el seguimiento puede ser en otro sitio. La creación de centros de excelencia por patología está creciendo, y el hospital general clásico debe evolucionar a centros cada vez más especializados.
Para el conjunto del sistema, ¿qué puede suponer la implantación de este tipo de tecnologías?
El ahorro es probablemente la consecuencia de una mayor eficiencia. Si analizas una serie de hospitales provinciales o los seis nuevos hospitales de Madrid se observa que se llevan a cabo muchas especialidades y no tienen nada que ver con los centros superespecializados como La Paz. ¿Tiene sentido que todos los radiólogos de esos hospitales provinciales sean generalistas? Quizá se podría trabajar en anillo haciendo que cada hospital reciba a los pacientes, se ponga en común, y si es una patología cardiovascular haya un médico en otro centro que pueda hacer el diagnóstico con mayor conocimiento, por ejemplo.
Creo que tenemos que evolucionar hacia la especialización de cada uno de los radiólogos, pero siempre que la compartición de datos sea fácil. Eso permitiría ahorro en tiempos a muy corto plazo, pero ante todo va a permitir mejores diagnósticos y las consecuentes mejoras en calidad de vida y ahorros al reducir las listas de espera. La tecnología tiene que soportar la evolución lógica de cada una de las especialidades médicas.
¿Cómo valora el problema de la obsolescencia tecnológica en el campo del diagnóstico por imagen?
Nos preocupa. Desde la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), entidad de la que somos miembros, hemos hecho un estudio que revela que más del 30 por ciento de las máquinas de este país tienen una obsolescencia de más de 10 años. La crisis ha supuesto un pequeño bajón en las inversiones, pero afortunadamente el sistema era robusto y lo ha podido soportar decentemente. Nos preocupa no que el TAC tenga diez o doce años, sino que esa máquina, al no tener los últimos avances tecnológicos en reducción de dosis o precisión diagnóstica, no esté dando a los pacientes el mejor tratamiento posible. Existen una serie de recomendaciones sobre la edad que deben tener los equipos y creemos que hay que converger hacia esas cifras. Si no lo hacemos, perderemos un tren de innovación que será difícil recuperar.
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