María Vila, directora general de Medtronic Iberia.
María Vila es directora general de
Medtronic en Iberia, por lo que gestiona la labor de esta empresa de
tecnología sanitaria en España y Portugal.
En el cargo desde principios del año 2017, Vila analiza en esta entrevista enmarcada en el especial
'Lecciones Covid-19' de
Redacción Médica cómo se ha enfrentado el sector de la sanidad y su empresa a
la mayor crisis sanitaria del último siglo.
¿Qué aciertos y errores se han cometido durante esta crisis?
Resulta quizá fácil hablar ahora de aciertos y errores a tres meses vista. No es algo tan sencillo a priori, cuando España, como el resto de Europa y del Mundo, se tuvo que enfrentar a una crisis sanitaria de proporciones desconocidas en los últimos cien años. Quizá conviene apuntar, como asignatura pendiente, la necesidad de disponer de un aparato de salud pública capaz de avisarnos con más antelación y seguridad, de la inminencia de alarmas, que nos permitan tomar las medidas necesarias con más precocidad.
En el apartado de aciertos, sin duda está la constatación del altísimo valor técnico y profesional de los sanitarios españoles y su impresionante generosidad al enfrentar el embate de la pandemia. También merece la pena destacar como un acierto la colaboración de todos -sanidad pública y privada, administración, y también industria- hacia un objetivo común.
Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse en cuanto a recursos humanos, recursos materiales, y de gestión/organización?
"Necesitamos un aparato de salud pública que nos permita tomar las medidas necesarias con más precocidad"
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En cuanto a recursos humanos, parece clara la necesidad de disponer, como apuntábamos en la pregunta anterior, de una sólida red nacional de expertos epidemiólogos y de salud pública, trabajando adecuadamente con una atención primaria reforzada.
Por lo que a recursos materiales se refiere, nadie duda de la necesidad de disponer de reservas suficientes de medios de protección individual (EPIs) y colectiva (Tests), que permitan prestar la asistencia necesaria sin tener que apelar a comportamientos “heróicos” por exceso de exposición. A eso hay que añadir la necesidad de disponer de suficientes camas de UCIs y respiradores para administrar ventilación mecánica invasiva, lo que evitará en el futuro la toma de decisiones éticamente muy comprometidas, como las que tuvieron que adoptarse en los peores momentos de la crisis.
Elevando un poco la visión, al hablar de recursos materiales, nos parece que España y también la Unión Europea, deberían seriamente plantearse ofrecer a la industria de tecnología médica condiciones adecuadas para atraer más inversión y fabricación a cada país, lo que conllevaría una drástica reducción de su actual grado de dependencia de otros países y continentes, para asegurar el acceso a esos recursos, llegado el momento.
Por último, y en lo referente a la gestión/organización, apuntemos un aspecto que considero muy interesante y, quizá, poco valorado. Me refiero a la necesidad de una más precoz e intensa colaboración público-privada, tanto en aspectos asistenciales, como en otros relativos a la adopción rápida de innovación que aporte valor. En este último punto de innovar creando valor, la industria puede aportar mucho a la salud pública si se establecen los mecanismos adecuados para ello.
¿Qué podría aportar Medtronic que no haya podido aportar en la crisis actual?
"Es fundamental una intensa colaboración público-privada, tanto en aspectos asistenciales, como en otros relativos a la adopción rápida de innovación que aporte valor"
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En Medtronic nuestra voluntad ha sido hacer materialmente todo cuanto ha estado a nuestro alcance durante esta crisis. En este sentido, hemos multiplicado por cuatro la producción diaria de respiradores, hemos hecho públicas las especificaciones de diseño de un respirador para que cualquiera que estuviese interesado pudiese fabricarlo y diseñarlo, hemos garantizado que nuestra tecnología y nuestros técnicos estuviesen disponibles allí donde se les necesitase, e incluso hemos adaptado nuestra tecnología de monitorización de remota de pacientes cardiovasculares o diabéticos para poder hacer seguimiento remoto de pacientes dados de alta por Covid-19 sin pedir ninguna contraprestación económica por ello.
También hemos realizado, como me consta que han hecho muchas otras empresas, programas de voluntariado dentro de nuestro programa de Responsabilidad Social Corporativa.
Pero también en este camino henos descubierto que con la tecnología médica aún podríamos aportar mucho más en situaciones de este tipo. Por eso, estamos precisamente ahora entrando en contacto con nuestros clientes para pedirles, abiertamente, que nos señalen cómo podemos ayudar en la segunda ola -la de pacientes de otras patologías que no han acudido al sistema sanitario durante la pandemia y sus patologías se han agravado- y, en definitiva, en la Sanidad en la nueva normalidad. Estamos aprendiendo mucho, en este camino de querer servir mejor al sistema.
Estamos convencidos, tras escuchar a nuestros clientes, de que se hace necesario proveer al sistema de medios que le permitan seguir tratando a sus pacientes en un entorno en el que el virus convivirá durante un tiempo con nosotros. Y para ello es fundamental que como empresa nos enfoquemos en que nuestras soluciones tecnológicas impulsen el seguimiento remoto de pacientes de forma que no necesiten acudir presencialmente al sistema más allá de dónde ello aporta realmente valor.
¿Debe impulsar España una industria nacional de tecnología sanitaria?, ¿de qué forma?
"Debemos aprender a cuidar y proteger a la industria de tecnología sanitaria"
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Esta crisis ha puesto claramente de manifiesto (entre otras cosas) la enorme relevancia que tiene la industria de tecnología sanitaria para el sistema nacional de salud. Y quizá debamos aprender a cuidarla y protegerla un poco más, para robustecerla, durante los periodos que no son de crisis.
En ese camino, facilitar su desarrollo nacional o europeo, así como hace atractivo que las multinacionales líderes del sector inviertan más en el país es, sin duda, muy importante. Pero también lo es, y muy especialmente, que se adquiera conciencia de que, si la relación que mantiene el sistema de salud con la industria gira fundamentalmente en torno al precio, y no en torno al valor en salud aportado, las consecuencias son, como desgraciadamente hemos podido comprobar con la pandemia, perjudiciales para ambas partes.
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