José Manuel González Mesa, director de la Unidad de Dolor del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria.
José Manuel González Mesa es director de la
Unidad de Dolor del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Junto a parte de su equipo, acaban de publicar
un artículo sobre neuroestimulación en un caso de
plexopatía lumbar secundaria a oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).
En él, analizaron exhaustivamente la incidencia de esta complicación
tras la aplicación de medidas de rescate con ECMO, presentando el caso de una
paciente que desarrolló dolor crónico y fue tratada con éxito con estimulación medular
BurstDR, comercializada por Cardiva. De esa experiencia y de lo que puede suponer para más pacientes, conversa en esta entrevista con
Redacción Médica.
¿Por qué optaron por la estimulación medular en el caso publicado?
Este caso, conceptualmente, se definió como el abordaje de un dolor neuropático localizado de causa multifactorial estabilizado y de alta intensidad. Con estas características, la neuromodulación se abre como posible herramienta terapéutica a valorar.
La paciente tenía un pobre control con la medicación analgésica y, además, le ocasionaba secundarismos muy mal tolerados que dificultaban aún más su día a día. Para poder indicar esta técnica es necesario que el paciente reúna unas capacidades de afrontamiento adecuadas y no existan trastornos mentales graves. En nuestro caso, este hecho fue constatado por el equipo de Salud Mental que, además, brindó su apoyo de soporte en todo momento.
La intervención consiste en implantar unos electrodos en la médula espinal del paciente que, a través de un generador, producen un estímulo eléctrico que modula la señal de dolor impidiendo que llegue al cerebro. El implante se realiza en dos fases: en la primera se colocan los electrodos necesarios sobre los cordones posteriores y se dotan de una fuente de alimentación externa. A los 15 o 30 días se evalúa el beneficio de la terapia que, si es superior al 50%, se procede al implante definitivo de una batería interna.
¿Qué han logrado en esta paciente aplicando la estimulación medular BurstDR?
Esta paciente ha reducido su dolor en más de un 80%. El dolor ha dejado de ser el eje central de su vida y ha recuperado su capacidad funcional, con una calidad de vida acorde a sus expectativas. Podemos decir que, gracias a esta terapia, la paciente ha reiniciado su vida normal interrumpida súbitamente tras sufrir un serio contratiempo que estuvo a punto de costarle la vida.
Concretamente, con la estimulación BurstDR se ha logrado controlar el dolor sin la presencia de hormigueo o parestesias inducidas, al tratarse de una estimulación subumbral. En la neuroestimulación clásica, también llamada tónica, para lograr el efecto analgésico era necesaria la presencia de hormigueo continuo o parestesias que cubrían el dolor.
¿Qué novedades y alternativas ofrece dicha técnica innovadora en pacientes con dolor crónico?
La estimulación BurstDRTM introduce un concepto diferente, ya que basa su mecanismo de acción en la estimulación neuronal a través de un patrón de descargas o ráfagas, es decir, la comunicación con el sistema nervioso central es más eficiente y logramos una analgesia más satisfactoria. El paciente no tiene por qué experimentar parestesias u hormigueo en el área del dolor y, además, mejora el componente afectivo asociado al dolor, ya que la terapia Burst estimula la vía espinotalámica medial que conduce los estímulos hasta las áreas específicas que recogen la información referente al componente afectivo del dolor.
"BurstDR introduce un concepto diferente, ya que basa su mecanismo de acción en la estimulación neuronal a través de un patrón de descargas o ráfagas"
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¿Tienen una estimación de cuántos pacientes y de qué perfiles podrán beneficiarse de la aplicación de esta técnica?
Es complejo hacer un cálculo de cuántos pacientes se pueden beneficiar de esta terapia. Está claro que el dolor crónico incapacitante es una realidad en nuestro país. Sabemos que la prevalencia del dolor crónico intenso es superior al 12% y solo el 2,5% de esas personas será atendido por un especialista en Dolor. Sabemos que el 30% de los pacientes atendidos en las unidades de Dolor corresponde a pacientes que sufren dolor neuropático y el alivio suficiente se logra, aproximadamente, en un 60%.
Nuestra paciente constituye solo una muestra del beneficio del tratamiento del dolor neuropático crónico secundario. Sin embargo, el grueso de pacientes que se puede beneficiar de esta técnica es aquellos con lumbalgia y radiculopatías secundarias a un síndrome de cirugía fallida de columna y pacientes con síndrome de dolor regional complejo. Otras indicaciones, como las neuropatías metabólicas, están en estudio. Podemos decir que la neuromodulación constituye una valiosa herramienta terapéutica que cada vez cobra más preponderancia en el tratamiento escalonado y secuencial del dolor neuropático.
¿Qué formación requiere el profesional médico para aplicarla?
En nuestro país, el tratamiento mínimamente invasivo del dolor se realiza desde dos especialidades básicas: Anestesiología y Reanimación, y Neurocirugía. Tras el periodo común de formación, resulta imprescindible una subespecialización no inferior a dos años.
Pero la formación necesaria va más allá de aspectos meramente técnicos: es esencial que los profesionales que provean y ofrezcan estas terapias tengan una sólida formación en tratamiento intervencionista del dolor. Esto incluye aspectos técnicos, pero sin olvidar que estamos aportando solución al dolor crónico refractario, en el que están implicados mecanismos de neuroplasticidad neuronal. Además de realizar técnicas de alta complejidad, los profesionales han de estar formados para valorar las indicaciones, la respuesta y seguimiento al tratamiento.
¿En qué medida una técnica como esta puede reducir el consumo de fármacos neuropáticos?
La reducción de la medicación es básica en nuestros pacientes. Antes de iniciar la terapia, previo a la fase de prueba o test, explicamos la importancia y beneficios de la retirada de medicación, muy especialmente si estaban con tratamiento opioide. De esta forma, podremos evaluar el grado de mejora inducido por la técnica. En el tratamiento del dolor neuropático severo, las dosis analgésicas conllevan el empleo de fármacos psicoactivos que pueden afectar seriamente la calidad de vida.
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