El dictador Francisco Franco.
“Básicamente
no existen consultas de especialidad ni consultas para cuidado prenatal, protección de la infancia, enfermedades venéreas y enfermedades pediátricas más que en las capitales de provincia”. Así se refiere el doctor
Fraser Brockington a la sanidad española, tras haber realizado un informe sobre el estado de los servicios sanitarios en el país en tiempos de
Franco. Misión efectuada entre el 28 de septiembre y el 15 de diciembre de 1967.
Tal y como recoge
El País, el informe fue descubierto hace ocho años por la historiadora Rosa Ballester en los archivos de la
Organización Mundial de la Salud. “Brockington inventó la medicina social y fue una de las grandes figuras de la salud pública en el siglo XX. Y nos descubrió las vergüenzas”, relata la investigadora, de la Universidad Miguel Hernández de Elche, a
El País.
Entre otros apuntes, Brockinton explicaba que la Sanidad de Franco era un caos con “efectos desastrosos”. “El escalón central se esfuerza poco o nada por coordinar su política. No existe un diálogo habitual entre los distintos ministerios”, alertaba.
“Urge con premura resolver esta situación”.
Dicho caos no es de extrañar si se tiene en cuenta la inversión que se destinaba hacia el sistema sanitario, que no contó con un ministerio propio hasta 1977, dos años después de la muerte del dictador. Según las autoras
Jerònia Pons y Margarita Vilar en su libro
El seguro de salud privado y público en España. Su análisis en perspectiva histórica, publicado en 2014, “la partida de presupuestos destinados a la
Dirección General de Sanidad como porcentaje del presupuesto total del Estado permaneció estancada entre 1943 (1,05 por ciento) y 1958 (1,02 por ciento)”.
El denominado Informe Brockington se acaba de publicar en la revista especializada
Gaceta Sanitaria y ha sido traducido por el historiador
Esteban Rodríguez Ocaña, que, en declaraciones a
El País, destaca que la sanidad en España era “peor que el de muchos otros países en vías de desarrollo”.
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