20 jun. 2017 9:20H
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Un 30 % de las mujeres que visitan los Centros de Atención Primaria (CAP) son o han sido víctimas de violencia machista, según ha expuesto la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIficc) en unas jornadas sobre la capacidad del médico para detectar y prevenir la violencia machista.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los profesionales es que las propias víctimas no suelen comentar su situación, según la médico familia Núria Querol, miembro de la Comisión Nacional contra la Violencia de Género de la Generalitat. A pesar de este dato, los profesionales sanitarios identifican un 17 por ciento de las víctimas, aunqueun 80 por ciento declara que no les hubiera molestado que se les hubiera preguntado por el tema.
"La enfermería de primaria tiene un papel clave en la prevención de la violencia doméstica dada su cercanía con la gente, que le permite detectar y actuar de manera directa. Para ello, debe estar capacitada para su detección y prevención y estar sensibilizada en torno a este problema social", ha señalado Querol.
Sin embargo, en las consultas de enfermería de primaria las víctimas no suelen hablar de su situación espontáneamente y resulta difícil identificar situaciones de maltrato, por lo que la asociación defiende que haya enfermeras formadas en la materia.
"Es por el papel destacado de la enfermera en detectar casos de violencia de género por lo que hay que desarrollar programas formativos encaminados a potenciar las habilidades de las enfermeras para detectar, informar y evaluar los malos tratos", según la Alficc.
"En los casos en que se sospeche que hay maltrato hay que tener claro que hay que hacer una Entrevista Clínica Específica y siempre atender a la mujer en un clima de confianza adecuado. La entrevista debe ir dirigida hacia la lesión o causa de consulta, y si se sospecha habrá que preguntar directamente por la violencia doméstica", ha explicado Querol.
Según la doctora, "la exploración física debe ser minuciosa en forma y fondo para que no se escapen posibles lesiones asociadas. Debemos asegurar la confidencialidad de la paciente y garantizar la discreción e intimidad de la misma. Debemos creer en la paciente, tomarla en serio. E iremos haciendo preguntas dirigidas desde el más general hasta el más concreto".
La especialista ha recordado que el uso de la pregunta universal "¿Qué tal van las cosas en casa?" puede ayudar a detectar este tipo de violencia. A partir de ahí, se puede incidir en preguntas de otro tipo: "¿Con quién vive? ¿Tiene problemas con su marido? ¿Con los hijos?" Todo ello antes de preguntar directamente por el maltrato o por la sensación de miedo.
Según Querol, "una vez confirmados los malos tratos, es importante no culpar, respetar sus decisiones e informar de los peligros que corre y de los medios que tiene. Es aquí donde se deberá valorar en primer lugar la necesidad de una actuación urgente de los profesionales de la psicología/psiquiatría y trabajo social, y en segundo lugar la valoración de la situación del riesgo vital inmediato tanto físico, psíquico y social".
Querol ha señalado como síntomas de sospecha "que el compañero de la paciente conteste por ella o que rechace abandonar la consulta. Que ella mire constantemente a su compañero buscando su aprobación. Que observemos discordancia entre el incidente que explica y el tipo de lesión que presenta".
"Las mujeres en situaciones de mayor riesgo son aquellas que han sido testigos o víctimas de violencia en su infancia, que sufren o han sufrido aislamiento social, que son dependientes económicamente y poseen un bajo nivel educativo, pero el factor principal de riesgo para la violencia contra las mujeres es, precisamente, ser mujer", ha concluido.
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