La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) cerró este sábado su trigésimo sexto Congreso. La creciente importancia de patrocinadores alejados del ámbito médico y las numerosas sillas vacías que se han visto a lo largo de los tres días de ponencias han dado constancia de la decadencia que vive la sociedad científica. Ahora, su dirección pasa a manos de Salvador Tranche, que se enfrenta al difícil reto de intentar reverdercer viejos laureles. Una labor que, a tenor de lo visto en Coruña, requiere un radical cambio de rumbo.
Un aspecto sobresale por encima del resto a la hora de analizar las causas llevan a que el balance negativo de la cita: la afluencia. Especialmente corta resultó en su jornada inaugural, en la que lo más habitual fue que las salas, especialmente las más grandes, mostraran un aspecto desangelado. Ni siquiera el acto inaugural, compuesto por la conferencia del médico Alberto López García (inicialmente estaba previsto que la impartiera Ángel Carracedo, catedrático de la Facultad de Medicina de la USC, pero un problema con el viaje lo impidió) y un acto que contó con la presencia del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, consiguió completar el aforo del auditorio Gaviota del Palexco.
El problema de las sillas vacías, evidentísimo en la jornada del jueves, quedó notablemente atenuado durante el viernes y el sábado. El motivo de esta circunstancia tiene mucho que ver con el faraónico programa que Semfyc ha preparado para este último Congreso de Basora como presidente. A lo largo de estos días, no son pocos los congresistas a los que les ha quedado la sensación de la existencia de mesas de relleno, que poco o nada aportan a la labor diaria de los facultativos. Esa sobrecarga de contenidos se ha vuelto en contra de una organización que, de cara a los años venideros, debería plantearse una propuesta más corta y e intensa, sin mesas ‘de relleno’ que le permita completar aforo.
Otro de los elementos que explican la fría acogida a la cita anual de la Semfyc está relacionado con la fecha elegida para su celebración. Resulta cuanto menos dudoso organizar el congreso dedicado a unos profesionales que, en su mayoría, desarrollan su labor en jornadas de lunes a viernes, utilizando dos de esos días. También este aspecto ayuda a explicar el aumento de afluencia experimentado especialmente tras la pausa para la comida del viernes. A tenor de lo visto en A Coruña, un programa entre viernes y sábado con una concentración de contenidos más elevada se postula como la mejor opción para facilitar la llegada de congresistas.
El último Congreso de Semfyc es ya historia. Con él, Josep Basora deja la última muestra de la etapa de decadencia en la esta sociedad, que cuenta con 20.000 miembros en toda España, ha entrado durante su mandato. Salvador Tranche coge las riendas de una organización ‘enferma’, que ya ha anunciado Madrid como sede del Congreso de 2017 y que tiene mucho trabajo por hacer para enmendar los fallos que han alejado del éxito esta edición.
La conferencia inaugural del Congreso de Semfyc ha estado repleta de sillas vacías.
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Asistentes a una de las conferencias del Congreso.
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Uno de los pasillos con el cartel oficial del Congreso de Semfyc.
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Una de las salas de conferencias del Congreso de Semfyc.
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El consejero de Sanidad gallego, Jesús Vázquez Almuíña, presencia la inauguración del Congreso junto a una fila vacía de asientos reservados.
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Aspecto de la sala en la que se celebró la mesa patrocinada centrada en los beneficios del agua.
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Mesa dedicada a las Áreas de Gestión Integrada.
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Asientos vacíos en los instantes previos al inicio de la conferencia inaugural.
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