El
Ministerio de Sanidad ha lanzado este viernes una
guía de manejo de los casos de botulismo aparecidos en las últimas semanas cuya "relación epidemiológica" es el consumo de tortillas precocinadas de varias marcas producidas por el Grupo Palacios.
Junto con la
Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme),
Sanidad ha elaborado una serie de recomendaciones diagnósticas y terapéuticas par
a orientar a los profesionales en cuanto a síntomas, consejos de tratamiento o seguimiento o la recogida de muestras, entre otras cuestiones, ante la importancia de la detección temprana de un caso de botulismo.
Tal y como recuerda el documento, el pasado 14 de julio se detectó un brote relacionado con el consumo de tortillas precocinadas envasadas que fueron comercializadas en varias cadenas de supermercados; cinco días después, la empresa retiró los productos de los puntos de venta.
Por primera vez,
Sanidad menciona las marcas afectadas y la empresa que las produce, algo que no había hecho en ninguno de los tres
informes de situación que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes) ha hecho hasta el momento. El último, fechado el pasado día 24, mantiene cinco casos confirmados y cuatro probables.
"En el caso del brote actual -señala-, la relación epidemiológica sería el consumo de tortilla precocinada envasada producida por el Grupo Empresarial Palacios Alimentación (Palacios, Chef Select, Auchan, Eroski, Unide, Consum, DIA, Essencials, Condis, El Corte Ingles, Carrefour, Alipende, Grupo IFA, Rikissimo, Netto, Salling, Intermarche, Naysa, Gestus y Te gusta) comprada antes de la fecha de retirada (19 de julio)".
Los síntomas del botulismo
Los síntomas de botulismo, una enfermedad rara potencialmente mortal,
comienzan por lo general entre 12 y 48 horas después de la ingesta del alimento contaminado, pero el periodo de incubación puede variar entre unas horas y dos semanas, en función de la cantidad de la toxina ingerida, explica.
Inicialmente,
los síntomas gastrointestinales son más inespecíficos, como náuseas, vómitos, dolor abdominal, que pueden preceder la afectación neurológica posterior.
Por orden de frecuencia, los signos más comunes son ausencia de fiebre; parálisis descendente; disfagia; debilidad o cansancio; ptosis (caída del párpado superior sobre el ojo);
visión borrosa; dificultad para hablar; diplopia o visión doble; cambios en la voz; disnea; boca seca; lengua gruesa o parálisis extraocular, entre otros. También puede darse mareo, debilidad facial, náuseas, pupilas dilatadas, vómitos o estreñimiento.
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El diagnóstico temprano es esencial para indicar el tratamiento específico precoz (antitoxina), pues la demora diagnóstica y terapéutica se relaciona de manera directa con un peor pronóstico, por lo que ante un brote hay que tener umbral de sospecha elevado", concluye.
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