Pasar fin de año en el paritorio: una noche emocionante y familiar

Cada año los primeros recién nacidos de España colman los medios de comunicación y los paritorios se convierten aún más si cabe en sitios especiales. Las guardias en estos lugares durante Nochevieja son, sobre todo, “emocionantes”, aunque nunca sepan el momento exacto en el que cenarán ni si se podrán tomar las tradicionales uvas al llegar la medianoche. Los motivos de la emoción son varios: por una parte, está “el gusanillo” que sienten los sanitarios por ser los primeros o los últimos en recibir a un nuevo bebé; por otro lado, ellos mismos organizan cenas en la planta para que el cierre de año sea lo más familiar posible.

Marta Sevillano lleva más de dos décadas siendo matrona y ha empezado más de una vez el año en su puesto de trabajo. Actualmente, es supervisora del Área Funcional de Paritorio del Hospital madrileño 12 de octubre. En su centro explica que la carga de trabajo suele ser la misma, a pesar de la festividad, con una media diaria de unos 10 partos. La dinámica de esas guardias sí que son un poco diferentes, pues suelen llegar un poco antes para que sus compañeros se marchen y puedan celebrar la Nochevieja.

Si la situación lo permite, se reúnen todos los compañeros a cenar el menú que proporciona el hospital, además de las cosas que suelen traer y compartir “para hacer una cena más familiar, más de amigos”. Lo mismo ocurre con las uvas; en su caso, la medianoche nunca le ha sorprendido en el paritorio, pero si eso ocurriera tienen otras opciones: “Si estamos atendiendo partos en el momento de las uvas, vemos otras alternativas, como tomárnoslas con Canarias”.

La diferencia de escolarización

José Alcolea es ginecólogo en el Hospital San Juan de Dios, en Córdoba, pero antes trabajó en centros de localidades más pequeñas, donde llegó a tomar las uvas incluso con los propios pacientes, además de sus compañeros. El facultativo, que además es Vocal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), explica que las futuras madres suelen tener nervios añadidos al saber que darán a luz entre finales y principios de año pues “se juegan la escolarización de sus hijos”. “En las primeras etapas de la vida infantil esa poquita diferencia de horas condiciona mucho el momento de la escolarización. Si cumples el 30 de diciembre te escolarizas con dos años y pico y puedes estar en clase con compañeros que tienen tres años y nueve meses por haber nacido el 1 de enero”, explica.

Trabajar en estas fechas también tienen su recompensa. En su última guardia de fin de año, nació el primer niño de la provincia cordobesa en su hospital. También le ha ocurrido lo contrario: tener que hacer una cesárea de urgencia y salir del paritorio casi cuando comenzaban las campanadas.

Carga de trabajo

Esa expectación por ver quién iba a ser el primer bebé también la ha vivido Andrea Miró, matrona del Hospital Clínic de Barcelona, “ese gusanillo por ver si vamos a ser el primer hospital en atender el primer parto en Cataluña”. Además del recuerdo cálido y familiar de la cena con sus compañeros, esta sanitaria recuerda su Nochevieja trabajando como una jornada “emocionante y diferente”. El primer parto al que asistió ese día fue a las siete de la mañana. En cuanto a la carga de trabajo, la única diferencia es que se intenta programar menos mujeres para la inducción del parto. “La programación sí que disminuye, pero como es un servicio de Urgencia y las mujeres no deciden cuándo se ponen de parto, la actividad es la misma”.

Miró denuncia que desde hace años notan que están “bajo mínimos” en general. “Hay muchas veces que trabajamos con una plantilla que no está cubierta al 100 por cien y en Nochevieja es uno de esos momentos. En Nochebuena también fuimos menos y hemos notado mucho la falta de personal y de recursos”, detalla.