Redacción. Madrid
La Asociación Española de Pediatría (AEP), junto a cinco de sus sociedades científicas integradas, ha elaborado un protocolo específico para atender a los casos sospechosos de ébola en niños, ya que en el caso de los menores puede haber diferencias respecto a los adultos.
Concretamente, en la redacción de este informe técnico, que se puede consultar en la página web de la AEP, han participado la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP), la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (Secip), la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap).
El objetivo es informar sobre la enfermedad por virus ébola en la población pediátrica y sobre las medidas de protección que los pediatras deben de llevar a cabo durante el manejo de niños enfermos, infectados o con riesgo de infección en periodo de investigación.
Peculiaridades en los niños
De hecho, el documento especifica cómo ha de ser la atención pediátrica en función del servicio en el que se identifique inicialmente la sospecha de enfermedad por virus ébola. En cualquier caso, señala que las medidas de protección serán las mismas que en el resto de casos, con las peculiaridades de riesgo de emisión de fluidos incontrolados por los niños, como vómitos.
Ahora bien, la AEP avisa de que el informe técnico ha sido elaborado con los datos científicos referidos a los brotes producidos en un medio demográfico, social, cultural y sanitario “muy distinto” al español, por lo que pudiera ser necesario revisar y actualizar algunos aspectos según el comportamiento y la evolución de la infección en España.
Los síntomas son más inespecíficos
Y es que, tal y como recalca en el informe, en los niños los síntomas iniciales son más inespecíficos y pueden diferir de los adultos, y aunque en el 87 por ciento de los casos hay fiebre, esta suele asociarse a astenia, pérdida de apetito y tos, describiéndose en dos de cada tres casos nauseas, vómitos, diarrea a los 4-5 días, y con menor frecuencia, irritabilidad, cefalea, dolor abdominal y dolor de garganta.
Por otra parte, el informe técnico establece cómo han de ser las medidas de aislamiento en una investigación por posible infección por el virus. En ese caso, el niño debe ser aislado inmediatamente en una habitación individual previamente preparada, deseablemente con baño, manteniendo la puerta cerrada con acceso restringido al personal estrictamente necesario, sólo el esencial para la atención y cuidado del paciente.
En cuanto a sus acompañantes, sólo uno de los familiares puede permanecer con el paciente, siempre que use el equipo de protección personal necesario y permanezca el tiempo establecido. Dado que este equipo tiene un uso limitado de 40-60 minutos, se puede plantear el empleo de otras medidas de aislamiento como las tiendas (habitaciones con burbujas plásticas de aislamiento) o intercambiarse con auxiliares u otros familiares que observen las medidas de aislamiento estricto. Además, el acompañante debe ser considerado como contacto de alto riesgo.
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