Redacción. Madrid
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha manifestado, a través de un comunicado, “su preocupación ante iniciativas que están surgiendo en algunas comunidades autónomas y hospitales, donde se ha anunciado la selección de equivalentes terapéuticos en algunos grupos farmacológicos, por el hecho de compartir alguna indicación terapéutica”.
Juan Jesús Cruz, presidente de la SEOM. |
A juicio de esta sociedad, “estas iniciativas limitan la capacidad de prescripción del médico y vulneran los derechos de los pacientes”. La SEOM reitera su apoyo a la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), ya mostrado en la adhesión al manifiesto del pasado mes de abril, y se suma a la reciente declaración de la Organización Médica Colegial (OMC), junto con otras sociedades científicas.
“En cáncer la selección de uno u otro tratamiento constituye una delicadísima decisión médica en la que las actuaciones administrativas no pueden ni deben interferir”, señala.
“Rechazamos las declaraciones de supuesta equivalencia terapéutica entre medicamentos distintos, que merman el arsenal terapéutico, menoscaban el valor de la innovación y limitan la capacidad del médico para prescribir a cada paciente el medicamento que considera más adecuado”, explica.
“El hecho de que un determinado número de medicamentos oncológicos se clasifiquen en un mismo grupo terapéutico o compartan una misma indicación terapéutica, continua, no supone que se puedan considerar alternativas terapéuticas equivalentes ni de eficacia o seguridad similares en el paciente individual”.
“Como sociedad científica comprometida con la asistencia al paciente con cáncer, la docencia y la investigación, siempre nos hemos ofrecido para colaborar con las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas en el mantenimiento de la calidad en Oncología. Consideramos que la adopción de medidas para la sostenibilidad del Sistema Sanitario público debe llevarse a cabo con el consenso de las sociedades científicas. En SEOM creemos que debemos contribuir a optimizar los recursos disponibles actualmente para la atención sanitaria, pero sin que esto suponga quebrantar la libertad del médico a prescribir, ni conlleve imposiciones de terceros que, en la mayoría de los casos no son los responsables del cuidado directo del paciente, ni conocen la evidencia científica disponible con el mismo rigor que el oncólogo médico”, concluye.