La pandemia de coronavirus conllevó el impulso de nuevas estrategias en vigilancia epidemiológica.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) pide que el aumento de recursos para reforzar las estrategias nacionales de vigilancia ante posibles crisis sanitarias se haga ‘con cabeza’: aunque aboga por el fomento de la “vigilancia colaborativa” y el fortalecimiento de “la generación, el acceso y el intercambio de datos”, advierte de que la ausencia de modelos organizativos adecuados puede conducir a la
ineficiencia del sistema y a la duplicación de funciones, lo cual acarrearía
sobrecostes innecesarios.
En su informe
Vigilancia futura de enfermedades epidémicas y pandémicas, la
OMS defiende que ese
concepto colaborativo de la vigilancia “amplia los enfoques tradicionales” a la hora de “capturar datos epidemiológicos y de intervención” procedentes de fuentes de información “respaldadas por el análisis y la interpretación multisectorial”. “Este enfoque holístico facilita la ejecución de políticas más rentables y eficientes de
vigilancia sostenible en todos los niveles de Salud Pública”, resalta.
Pese a ello, llama la atención sobre que la vigilancia “puede quedar desarticulada” si los “trabajadores de campo”, al proceder de sistemas diversos, “utilizan diferentes métodos y formularios de notificación”. También señala que “la escasa experiencia de las instalaciones de laboratorios” sobre
diagnóstico molecular y aislamiento de virus, entre otras, puede conllevar “duplicaciones innecesarias”.
“Esas situaciones implica costes adicionales y, a menudo, conduce a la
sobrecarga de trabajo de los trabajadores sanitarios, lo que provoca el
deterioro en la calidad de los datos o el colapso del sistema”, se lamenta en el documento.
Consejos para evitar una vigilancia contraproducente
Para evitar esos problemas, la OMS enumera una serie de recomendaciones a tener en cuenta por los sistemas de vigilancia nacionales y basadas, principalmente, en
criterios de organización y eficiencia.
En primer lugar, propone la coordinación de los sistemas de análisis de datos agrupando en las mismas áreas de investigación las enfermedades que causan los mismos
síndromes patológicos. También aconseja la clasificación del estudio de los virus, por un lado, según su
modo de transmisión -por ejemplo, respiratoria, por vectores, por el agua, por transmisión sexual o alimentaria-, y por otro, en base a un
“enfoque sindrómico” -por ejemplo, respiratorio, gastrointestinal, neurológico y hemorrágico, entre otros-.
También se plantea la integración completa de los centros de
Atención Primaria, los hospitales, los programas de telemedicina y los laboratorios. Además, se habla de coordinar, “cuando proceda” -en casos de posibles infecciones zoonóticas, por ejemplo-, los sectores de salud animal y ambiental “para llevar a cabo investigaciones
One Health”, incluyendo el punto de vista climático.
Por último, la OMS aboga por
aunar fondos nacionales e internacionales “para desarrollar, integrar y mantener sistemas de vigilancia”, con unas fuentes de financiación “bilaterales, multilaterales, público-privadas, filantrópicas y académicas”.
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