AMIR analiza la rehabilitación y abordaje por parte de la Medicina y la Psicología para la recuperación de la deportista

La academia de Formación Sanitaria Especializada, AMIR, analiza la lesión de Carolina Marín en los Juegos Olímpicos 2024
Carolina Marín sufre una lesión en los Juegos Olímpicos de París 2024.


9 ago. 2024 13:10H
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Carolina Marín, la renombrada jugadora de bádminton española, sufrió una importante lesión durante las semifinales de esta modalidad deportiva en los Juegos Olímpicos de París 2024. Esta desafortunada situación no solo impactó su desempeño y su carrera, sino que también nos brinda una oportunidad para analizar la lesión desde una perspectiva médica y comprender mejor los desafíos que enfrentan los atletas de élite.

Javier Tejada, coordinador del Máster de Medicina del Deporte en AMIR, hace un análisis pormenorizado de esta lesión como ejemplo claro de un desafío médico y psicológico en deportistas de alto nivel. Carolina Marín ha sufrido diferentes lesiones a lo largo de su carrera, incluidas dos roturas del ligamento cruzado anterior (LCA) en ambas rodillas. En esta ocasión, tras un salto y un apoyo monopodal en valgo y rotación interna sobre la rodilla derecha, le produce una nueva lesión de cruzado anterior y meniscos.

La rodilla es una articulación compleja, inestable por naturaleza, que soporta una gran cantidad de estrés mecánico durante los movimientos rápidos y los cambios de dirección, comunes en este deporte.


Diagnóstico y evaluación


El diagnóstico inicial de la lesión de Marín fue realizado in situ por el equipo médico de los Juegos Olímpicos. De visu, por el mecanismo lesional y la exploración física inmediata, un médico deportivo puede ya tener la sospecha muy dirigida y realizar un primer abordaje terapéutico. Posteriormente, hay que realizar otras pruebas de imagen complementarias, como la RMN que confirmaran el alcance de la lesión. De ahí la importancia en la formación y la familiarización del staff médico con los tipos de lesión.


Tratamiento y recuperación


La gestión de una lesión en la rodilla, especialmente en atletas de alto rendimiento, requiere un enfoque multidisciplinario. El tratamiento puede variar desde el tratamiento no quirúrgico hasta la cirugía, dependiendo de la severidad de la lesión y las características individuales del paciente. En casos de rotura del LCA, la cirugía de reconstrucción del ligamento es común, seguida de un largo período de rehabilitación.

Dentro del tratamiento inmediato está, por un lado, el reposo e inmovilización. Inicialmente, es esencial reducir el movimiento para evitar un daño mayor. De ahí es importante parar la actividad deportiva o competición. Se puede utilizar férulas o rodilleras para inmovilizar la rodilla. También está el control del dolor y la inflamación, se administran antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y hielo para manejar el dolor y la inflamación. Así como dispositivos de crioterapia combinada con presoterapia para disminuir la reacción inflamatoria inmediata.


Cirugía y rehabilitación


Una vez que la inflamación inicial se ha reducido y se ha recuperado la movilidad, la cirugía en el caso de realizar un tratamiento quirúrgico consiste en la reconstrucción de un nuevo ligamento cruzado anterior por medio de la utilización de otros tejidos como son los tendones isquiotibiales, tendón rotuliano o cuadricipital. De igual manera, en ese mismo acto quirúrgico poder reparar los meniscos u otras lesiones asociadas, en el caso de que las haya.

La rehabilitación es una parte crítica del proceso de recuperación. Incluye ejercicios específicos para restaurar la fuerza, la estabilidad y el rango de movimiento. Este proceso puede durar de seis meses a un año, dependiendo de la gravedad de la lesión y la respuesta del paciente al tratamiento.
  • Fisioterapia: Programas personalizados para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla y mejorar la flexibilidad.
  • Terapia ocupacional: Para ayudar al atleta a adaptarse y realizar actividades cotidianas de manera segura.
  • Entrenamiento progresivo: Gradual retorno a las actividades deportivas bajo supervisión médica para prevenir recaídas.


Impacto psicológico y prevención de lesiones 


Las lesiones de esta magnitud no solo afectan físicamente a los atletas sino también psicológicamente y desde el punto de vista del médico que acompaña a estos atletas es crucial abordar el aspecto psicológico para gestionar el estrés de una lesión y el largo período de recuperación, que pueden derivar en problemas como la ansiedad y la depresión. El apoyo psicológico es esencial para ayudar al atleta a mantener una mentalidad positiva y una motivación alta durante todo el proceso de recuperación.

Para prevenir lesiones futuras, es crucial un enfoque en la educación del atleta y el equipo técnico sobre la importancia de la preparación física adecuada, el calentamiento y los ejercicios de fortalecimiento específicos. Además, la implementación de programas de entrenamiento neuromuscular puede ayudar a mejorar la coordinación y la estabilidad, reduciendo el riesgo de lesiones.

La lesión de Carolina Marín en los Juegos Olímpicos de París resalta los desafíos que enfrentan los atletas de élite y la importancia de un enfoque integral para el manejo de lesiones. Desde el diagnóstico preciso hasta la rehabilitación y el apoyo psicológico, cada etapa es vital para el retorno exitoso al deporte. La Medicina deportiva continúa evolucionando para ofrecer mejores soluciones y ayudar a los atletas a superar estas adversidades y regresar más fuertes a sus disciplinas.
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